Los hombres hacen muchas cosas mal en la cama, en parte porque las mujeres no les dan las indicaciones correctas. Ellas no se quejan, así que estos machos siguen repitiendo sus errores una y otra vez, simplemente porque nadie les ha dicho en qué están fallando. Esta es la base que mantiene la terapeuta matrimonial Mónica Lieser, coautora del libro ’14 Days of Foreplay’: “Las mujeres lo hacemos fatal con los hombres en materia de sexualidad porque no les decimos las cosas claras”.
A veces, la intuición masculina en materia sexual funciona… pero no en la mayoría de los casos. Estos son los 10 errores garrafales que debes eliminar ya de tu cama, detallados por Lieser y recogidos en ‘Men’s Health‘. Deja de cagarla, querido lector.
1. Dejarte los calcetines puestos
Quizá pìenses que dejarte los calcetines en la cama te hace más sexy por el hecho de no tener los pies fríos o por ocultar tus uñas de orangután. Pero no, querido. “Para las mujeres no es visualmente atractivo. Te hace parecer un niño pequeño, y ellas no asocian la infancia con la sexualidad de ninguna forma”, afirma Lieser.
Si es un ‘aquí te pillo aquí te mato’ y no te apetece quitarte los calcetines, la sexóloga te recomienda que te quedes a medio vestir, con los pantalones por los tobillos. No parecerás tan pardillo y a ella no se le bajará todo.
2. Tocar las partes del cuerpo que no le gustan
Toda mujer tienes unas zonas determinadas del cuerpo de las que se siente acomplejada. Suelen ser la tripa y los muslos. Si notas que ella se apaga cuando rozas estas zonas no vuelvas a hacerlo. Además, te advertimos, no intentes cambiar la apreciación que ella tiene de esas partes conflictivas con halagos, porque saldrás perdiendo. “Si pones todo el rato tus manos en esa parte del cuerpo y dices que te encanta, ella se cerrará en banda,” asegura DeAnna Lorraine, coach de relaciones amorosas de Los Ángeles.
Si no sales de esas zonas, además de enfadar sobremanera a tu chica ella pensará que te falta imaginación y que eres un soso redomado: “Claramente, el chico piensa que no tengo otras partes”, afirma Lieser.
Si eres un cabezón y su tripita te atrae desesperadamente, tanto que no puedes quitar las manos de esta zona, dile por qué te gusta tanto ese punto proponiéndola alguna actividad que implique esta zona (quizá así no te mate). Por ejemplo: “Estaba pensando en que podía ponerte nata en la tripa. ¿Te apetece probarlonbsp;Podemos parar en cualquier momento…”. “Esta última opción es muy sexy porque incluye un proceso; es una decisión de colaboración”, asegura Lieser.
3. No guiarla cuando está encima de ti
Que ella esté arriba no significa que quiera estar teniendo sexo con un pez muerto. Incluso cuando las mujeres tienen el control en la cama buscan que su compañero se comprometa, ya que necesitan un poco de dirección. La terapeuta lo explica: “No siempre sabemos muy bien qué estamos haciendo exactamente ahí arriba porque estamos acostumbradas a que sea él quien esté encima”. Debes intentar que tu chica sepa que lo está haciendo bien dándole una especie de apoyo tocándole los senos, acariciando su espalda o agarrando su trasero.
4. Llamarla “princesa” o “cariño”
Ocasionalmente, a las féminas les encanta que les llames “cariño”, “princesa” o “nena”. Ocasionalmente. ¿Captado? Si te excedes en estos apodos cargados de azúcar la acabarás enfadando. ¿La razón? “Estos sobrenombres son muy impersonales y no la hacen sentir especial”. Siempre que puedas, sobre todo en los momentos más íntimos, llámale por su nombre real o el de pila.
5. Quedarte mirando fijamente su vagina
Todas las mujeres saben que a los hombres les encantan las vaginas, pero todo tiene su límite. “Durante el sexo oral, muchos se quedan apreciando todos los recovecos de la flor femenina, lo que es bastante escalofriante. Un poco de admiración y observación está bien, pero concentrarse en exceso da miedo”, puntualiza Lieser.
6. Ser demasiado dominante
Puedes tomar el mando en la cama y ser dominante, pero siempre respetando unos límites. “Es agradable para ella cuando su chico está al mando, pues demuestra mucha confianza en sí mismo”. No obstante, debes tener cuidado y no pasarte: “Sabrás si estás cruzando la línea roja cuando la pongas en una posición que nunca habéis hecho, dando por sentado que a ella le gustará”.
Si quieres ser dominante en el dormitorio, pero sin pasarte, la terapeuta recomienda que “solo lleves a cabo prácticas que los dos hayáis experimentado juntos en el pasado”. Ya habrá tiempo de ampliar horizontes cuando ambos estéis en el mismo nivel de autoridad.
7. Comenzar estimulando su vagina
Este es un error que debes grabarte en la cabeza. “Los hombres piensan que una mujer debe ser estimulada manualmente para llegar a excitarse, pero no hay nada de estimulante en meter el dedo en una vagina que no está lubricada. De hecho, causa el efecto contrario”, confiesa la terapeuta.
Aunque para los tíos es un gran preliminar tocar el clítoris y la vagina de su chica, para ellas no es nada apetecible que comiences por ahí. En serio. La forma más efectiva de estimular a tu compañera es tocar “todas las partes menos sus genitales; esto hará que su deseo aumente y su vagina se lubrique”.
8. Decirle cosas guarras de repente
La experta no se refiere a que, en momentos de pasión, le sueltes a su chica algún improperio. Lo que quiere decir Lieser es que de repente comiences a adjetivarla obscenamente sin que ella lo vea venir o le propongas alguna postura sexual atrevida. “Aunque tú lo tuvieras en tu cabeza, tu chica no estaba preparada para aquello. Debes encontrar el momento oportuno“, recomienda la experta. Es decir, no puedes llegar y mientras ella está haciendo la cena decirle: “Ay, nena, qué ganas tengo de follarte hoy muy duro”: ella no se lo espera y se quedará en shock.
Leiser aconseja que vayas poco a poco. Debes iniciar tu charla subidita de tono gradualmente para que ella sepa que va a escuchar algo ‘hot’. La experta propone: “Se me ha ocurrido una idea nueva que podíamos probar… ¿quieres que te la cuente?”. Así ella se olerá que vas a proponerle algo sexual y responderá mejor.
9. Atacar su clítoris
Hay muchos hombres que creen que el orgasmo femenino únicamente se logra a través de la estimulación del clítoris, y no es cierto. “Ellos piensan que todo es el clítoris, por eso solo se centran en él y no se dan cuenta de que es extremadamente sensible”. En lugar de ir a toda velocidad y ejercer presión en este punto, Lieser recomienda que no metas el acelerador de repente, sino que empieces acariciándolo poco a poco y dejes que las reacciones de su cuerpo te indiquen el momento de cambiar de ritmo o presión.
10. Alargar demasiado el coito
Aunque no lo creas, un polvo no es ninguna maratón y, por más que lo alargues no vas a aumentar su satisfacción. Lo único que conseguirás es que comience a repasar la lista de la compra o a pensar en el modelito que se pondrá al día siguiente para ir al trabajo.
“Los hombres piensan que cuanto más tiempo duren mucho mejor, pero si el coito se alarga demasiado deja de ser divertido –asegura la experta–, y sabrás si debes parar cuando ella deje de gemir o, simplemente, parezca estar en otro planeta”.