Casi un millón de detenciones de inmigrantes irregulares ocurrieron en la frontera sur de Estados Unidos durante el año fiscal 2019, informó hoy el jefe interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Mark Morgan.
La cantidad registrada en dicho período, del 1 octubre de 2018 al 30 de septiembre último, representa un incremento de 88 por ciento en comparación con la cifra del lapso precedente.
Estos son números que ningún sistema migratorio del mundo está preparado para manejar, agregó Morgan en una rueda de prensa en la Casa Blanca, cuyas políticas sobre el tema reciben rechazo dentro y fuera de territorio norteamericano.
Desde su llegada al poder el 20 de enero de 2017, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha promovido innumerables acciones para disminuir la inmigración legal e ilegal a su país, incluido un repudiado muro en la línea divisoria con México.
Según datos de la mencionada oficina, la cifra divulgada es la más alta de los últimos 12 años y se debió a grandes cantidades de detenciones de migrantes de Centroamérica en marzo, abril y mayo.
Morgan puntualizó que unos 150 mil migrantes consiguieron cruzar la el área limítrofe sin ser interceptados por las autoridades estadounidenses.
Por otra parte, el funcionario reconoció que en los últimos cuatro meses del año fiscal 2019 se produjo una disminución constante del número de detenciones a raíz de un acuerdo firmado en junio por Estados Unidos y México.
Mediante el convenio, México aceptó acoger en su territorio a los solicitantes de asilo en Estados Unidos mientras se analizan los casos, y a la par desplegó efectivos de su Guardia Nacional en las fronteras sur y norte.
Hace casi un mes, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, destacó en esta capital que la implementación del instrumento permitió el descenso de la inmigración irregular.
La estrategia mexicana ha dado resultados muy importantes para que los flujos migratorios se den de acuerdo a la ley, se observa un descenso significativo, afirmó Ebrard en conferencia de prensa tras un encuentro con el vicepresidente norteamericano, Mike Pence.
Esa reunión en la Casa Blanca, en la cual participaron también el secretario de Estado de la nación anfitriona, Mike Pompeo, y otros funcionarios, dio seguimiento al referido pacto migratorio.
Pasados 90 días de la iniciativa, Washington se reservaba el derecho de retomar sus amenazas de imponer aranceles a la importación de productos mexicanos, con lo cual presionó a la vecina nación.
