ROMA (EFE).- El grave deterioro del medioambiente denunciado por el papa Francisco en su encíclica antes de la cumbre del clima de París también es un serio inconveniente para la lucha contra el hambre y la pobreza, según sostienen varios expertos.
La “revolución cultural” que el pontífice propugna frente a las formas de vida “insostenibles” es otra manera de llamar al cambio que buena parte de la comunidad científica lleva años reclamando.
El director general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Graziano da Silva, expresó en un comunicado su coincidencia con el Papa en que es responsabilidad de todos proteger el planeta para las generaciones futuras.
Si bien la población con hambre en el mundo se ha reducido a menos de 800 millones de personas, muchas otras han salido de la pobreza y la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, desde la FAO reconocen que no puede haber desarrollo sostenible si millones de personas siguen viviendo en la exclusión mientras la Tierra se resiente.
El cambio climático, insisten, está impactando en forma de fenómenos meteorológicos más extremos, capaces de destruir cultivos enteros, subidas del nivel del mar y variaciones de temperaturas que pueden alterar el desarrollo de plantas e insectos polinizadores esenciales, lo que afecta igualmente a la producción de alimentos.
A pesar del aumento de la población mundial, muchas cosechas disminuirán hasta un 25 % en los próximos 35 años por el cambio climático, debilitando los esfuerzos para acabar con la pobreza y el hambre.
“Los problemas de la pobreza y del medio ambiente son de hecho una sola crisis”, afirmó Da Silva.