Las autoridades detuvieron ayer al sospechoso del tiroteo perpetrado en un centro de planificación familiar en Colorado Springs, en el oeste de Estados Unidos, que dejó al menos 11 heridos, de los cuales cinco policías.
“El atacante fue arrestado, la situación fue resuelta, ya no hay peligro para los ciudadanos de Colorado Springs”, anunció a la prensa el alcalde de la localidad, John Suthers, la segunda más grande del estado de Colorado.
“En este momento no sabemos si hay muertos”, agregó de su lado el jefe del departamento de bomberos, Christopher Riley.
La policía asedió durante más de cinco horas el edificio que alberga una clínica de Planned Parenthood, una de las organizaciones más importantes del país sobre planificación familiar y reproducción.
Mientras intercambiaban constantes disparos con el sospechoso, los oficiales pudieron evacuar a las personas que se encontraban en el interior, aunque falta por confirmar que no queda nadie dentro.
Las autoridades no proporcionaron todavía ninguna información sobre el sospechoso ni las razones que motivaron sus actos.
Uno de los principales objetivos de la investigación es ahora determinar si llevaba explosivos entre la munición que usó para asaltar el lugar.
“Estamos esperando a tener un entorno estable para que las fuerzas de seguridad intervengan, e inspeccionar los elementos que introdujo al edificio”, explicó en una rueda de prensa previa la portavoz policial, Catherine Buckley.
El presidente estadounidense, Barack Obama, fue informado de los acontecimientos de inmediato por su consejera de Seguridad Interna, Lisa Monaco, y esperaba conocer el desenlace, dijo una fuente de la Casa Blanca.
– “Estamos muy asustados”
Vicky Cowart, presidenta de Planned Parenthood en las montañas Rocosas -la división que engloba el establecimiento de Colorado Springs-, afirmó que “la máxima prioridad es la seguridad de los pacientes y el personal”.
“Todavía no sabemos las circunstancias y los motivos de este acto criminal, y ni siquiera si el centro de Planned Parenthood era el blanco del ataque”, afirmó.
“Compartimos las preocupaciones de muchos estadounidenses sobre que el extremismo crea un ambiente envenenado que alimenta el terrorismo doméstico en este país”, agregó.
Los centros de planificación familiar, donde se llevan a cabo abortos, son a menudo objeto de la ira de los ciudadanos que están en contra de la interrupción de los embarazos, un tema que divide profundamente a la sociedad estadounidense.
Las imágenes de televisión mostraron un gran despliegue policial, incluido un equipo de élite SWAT del sheriff del condado en las inmediaciones del establecimiento.
Tanto los bomberos como la policía de Colorado Springs, situada al sur de Denver -la capital de Colorado- usaron Twitter para alertar a la población del tiroteo.
Quan Hung, propietario de un salón de belleza situado cerca del lugar atacado, pensó en un primer momento que se trataba de un robo porque al lado hay un banco.
“Vi muchos coches de policía y en cuanto salí (a la calle) oí tres disparos”, relató a la cadena CNN.
“Los agentes nos obligaron a entrar (al salón) y aquí llevamos dos o tres horas”, explicó el hombre.
Denise Speller, que también trabaja en un centro de estética, contó al diario local The Gazette haber oído entre 10 y 20 disparos en un intervalo de 10 minutos.
“Estamos muy asustados, no podemos dejar de temblar”, aseguró. “Por ahora estamos atrapados aquí”.
Los tiroteos son muy frecuentes en Estados Unidos. El último más sangriento ocurrió a principios de octubre cuando 10 personas fallecieron en un centro de estudios de Oregón.