Uno de los paradigmas más errados que tiene la sociedad, es que se nos han hecho creer que ser ambicioso está mal. La mayor parte del tiempo, se condena el querer más, aspirar en grande y no tener límites. No se si esto se debe a que no todos nos creemos merecedores o capaces de grandes cosas y al ver que otro sí se cree merecedor o capaz nos molesta y por eso, de manera inconsciente o no, tratamos de decirle que lo que aspira es ridículo o simplemente le condenamos con algún gesto o cierto tipo de mirada.
Es por eso que muchas veces no nos atrevemos a desear a más y mucho menos a decirlo. Sin embargo, en más de uno de los tantos libros que he leído (contrario a la creencia generalizada de que los deseos deben ser secretos para que nadie nos los ‘robe’ o para que la ‘mala vibra’ de esa persona no nos alcance), se nos incita a hablar de nuestros sueños y planes, pues esto nos crea un compromiso con el mundo a cumplir con lo que nos hemos propuesto.
De hecho, no solamente está bien que soñemos, sino que está bien que lo hagamos en grande. Napoleón Hill, en su libro “Piense y hágase rico”, nos dice que cuando pidamos algo a la vida lo hagamos por todo lo alto, pues ella nos dará exactamente eso que deseamos, si estamos listos, por su puesto. Sino, iremos aprendiendo en el camino para estar preparados cuando la oportunidad nos llegue.
Así que si estas dispuesto a romper paradigmas, a ir por eso que quieres y a alcanzar tus sueños más grande, aquí te doy algunas pautas que me han servido a través de mi vida y mi carrera.
1) Pon una fecha límite razonables.
Los sueños se quedan en esa etapa si no tienen una fecha de cumplimiento. Cuando pones un plazo de vencimiento, pasan de ser sueño a una meta. Eso sí, procura que la fecha sea razonable como dice el encabezado de este punto, pues si ganas diez mil pesos al mes, por ejemplo, no tienes ahorros y quieres comprarte un carro dentro de 15 días, no es razonable que esto pase. Así qué mide bien tus expectativas y pon una fecha límite para lograrlo.
2) Haz una pequeña cosa cada día.
Después que hayas elegido una fecha para tu cumplir tu sueño, es importante que cada día (o semana, dependiendo de eso que quieras lograr) hagas algo que te acerque realmente a tu meta. Ubica en un calendario que puedas ver cada día, esas cosas que tienes que hacer para avanzar en tu objetivo y cumple a cabalidad. La constancia es de suma importancia para alcanzar aquello que te propones. Y si en algún momento quieres renunciar, enfocarte en aquello que al principio te motivó a emprender, te ayudará a recobrar fuerzas para seguir adelante.
3) Recuerda que nada es imposible hasta que alguien lo hace.
Si vemos en perspectiva, hace poco más de un siglo nadie hubiese creído que un artefacto de acero con personas adentro pudiera volar, hasta que los hermanos Wright decidieron que sí se podía, pusieron manos a la obra e inventaron el avión. Así que cuando alguien (incluyéndote a ti mismo o a ti misma) te diga que es una locura lo que quieres, que es súper difícil, que nadie lo ha hecho o que eso sólo está reservado para mentes brillantes… recuerda que los límites solo están en tu mente o en la de esa persona. Te pondré un ejemplo propio. Hace más de un año, le comenté a alguien que quería entrevistar a la Dra. Ana María Polo de Caso Cerrado para mi revista Bien-être. La respuesta que recibí en aquel momento fue: ¡ay mi hija, vuela más bajito”… Así que comencé a mandar correos, a hacer llamadas, fui a Telemundo, y un año y medio después pude conseguir la entrevista y posteriormente tomarme la foto que ves aquí mismo. Y todo pasó, porque NUNCA creí que mi sueño fuera muy grande.
Te invito a creer, crear, soñar y ejecutar… ahora. Y tu sueño, ¿de que tamaño es?
Por Keila González Báez
vive.bienetre@gmail.com
