Amable Grullón
A pesar de los grandes lastres que arrastra la sociedad dominicana y los problemas acumulados a los que deberá enfrentarse el nuevo Gobierno, Danilo Medina puede y tiene la oportunidad de crecerse y encabezar una gestión sobresaliente al común de todas las anteriores.
Como afirmará recientemente, el conoce en gran parte de los desafíos a que deberá enfrentarse y, a decir de él, se ha preparado para gobernar y superarlo. De momento, lo menos que se puede es darle el beneficio de la duda y esperar que por el bien de cada uno de los dominicanos pueda superar las expectativas.
De lo que si todo estamos seguro es que Danilo Medina tiene una gran oportunidad para superar, grandes lastres que arrastra la sociedad dominicana a lo largo de este medio siglo de intentos democráticos que no han visto más que crecer la exclusión social y patinar sobre el barro de la falta de institucionalidad y la cultura despótica de los grupos dominantes que se anteponen a las verdaderas aspiraciones de los dominicanos.
Los mitos del Poder
Hablamos de una sociedad donde cualquier funcionario Publico, aún sea un Ministro, no sienta que el país es una finca de su propiedad sino que el cargo del que ha sido revertido no es más que un compromiso para servir a su pueblo. Como decía el profesor Juan Bosch el que no vive para servir no sirve para vivir.
No se crean que no estoy consciente de que aquella frase de servir al Partido para servir al Pueblo ha quedado muy en el olvido, por lo menos, no se ve en las prácticas, pero es hora de recoger un poco de ella y cumplir con la segunda parte ya que por los niveles de organización prevaleciente y la lealtad a su Partido me atrevería a decir que han cumplido la primera.
Es hora que los funcionarios del Gobierno comiencen sacrificar un poco de las suntuosidades, de las bonanzas y otras maravillas que proporcionan las mieles del Poder y de la que una gran parte de funcionarios actuales ha sabido disfrutar con abundancia y ligereza.
Los sacrificios del Pueblo
Antes de pedir sacrificios al pueblo, que terminará pagando cualquier ajuste en el gasto, cualquier equilibrio en las finanzas, reforma fiscal o como sea que prefieran llamarla, el presidente Electo debe mirar hacia los privilegios de un grupo de sus funcionarios.
Y es que de la misma forma en que fue capaz de convencerlo para acompañarle con tanta fe y optimismo hacia la búsqueda de la presidencia de la República, es importante ahora, aunque sean dos años más de esfuerzos en el trabajo y sacrificio en los deliciosas mieles del poder para que no caigan en la embriaguez.
Al pueblo no se les puede pedir más sacrificios ni impuestos para aplicar el 4% para la educación, ni para corregir el déficit fiscal acumulado. Bastaría con saber los cambios esperados tardaran unos cuantos meses más allá de agosto 16, y tal vez, del 2013, cuando entre en vigencia un presupuesto nuevo, sobre el cual no se hayan girados tantos compromisos.
Una gestión institucional
Si alguien preguntara a la gran mayoría de la población, los que votaron a favor y los que hicieron en contra, sobre sus expectativas para el nuevo gobierno, estoy seguro que la necesidad de fortalecer y realizar cambios positivos hacia la institucionalidad del país seria de los más recurrentes.
Antes, durante y después del proceso electoral se ha mantenido latente la ansiedad del pueblo por autoridades más transparente, que actúen con más apego a la institucionalidad y al marco referencial que ha dado origen a las mismas.
Tener Cámaras de Cuentas, Contraloría general de la República, Fiscales anticorrupción, Organismo rectores de la ética y la moralidad y no haber sometido a nadie nunca, o haber actuado en el sentido contrario de todo lo que se presume debían ser sus actuaciones no tiene sentido y no es lo que la población espera.
Señales de agotamiento
La precaria institucionalidad sobre la que se ha movido el Estado dominicano durante muchos años hace tiempo que da señal de agotamiento. Cada vez se aprecia con mayor fuerza y todo el que tenga ojos, oído y algunos de sus sentidos más elementales tiene que haberse dado cuanta.
Las gomitas que han servido para dar elasticidad a las reglas hace tiempo que dan señal de agotamiento. Lo que no se sabe es hasta que punto podrán extenderse sin romperse y devolver un fuerte golpe a su ejecutor.
Por eso hora de abrir los ojos, de volver sobre las tareas pendientes y corregir.
Un largo período
Si de lago deben estar consciente todas las autoridades dominicanas, y de forma particular el licenciado Danilo Medina y sus asesores es que el período constitucional que les ha correspondido será bastante largo, o al menos así parecerá a la población y los que no estén disfrutando de las mieles del Poder, como insistiría el Periodista Pedro López, de quien es escuchado esta frase miles de veces.
La unificación de las elecciones presidenciales y congresuales para el 2016, con la consecuente elección por seis años que se hizo a los congresistas y alcaldes, regidores y directores de distritos quitó la elección de medio términos que servían para disimular el cansancio en un país donde los gobiernos casi nunca llenan las expectativas.
Los seis años de la municipalidad y los congresistas, más continuidad del partido oficial en el gobierno darán una sumatoria de cansancio temprano y a muchos les parecerá el período constitucional más largo de los últimos años.
Cuando a eso le sumamos las dificultades descrita anteriormente de reforma fiscal, presupuestos agotados y comprometido en lo que respeta a los restantes meses y el primer año de gestión, la prolongación de la crisis en Europa y Estados Unidos, entre otros factores agudizaran esa sensación de cansancio colectivo con la que tendrá que bregar Danilo Medina.
Sociedad Civil y reformas
Por estos motivos es que abogamos por un gobierno que descanse más en el consenso, y la fortaleza institucional que en las estructuras poder fáctico de su Partido para mantener en lato los niveles de gobernabilidad y las expectativas de la población.
El licenciado Danilo Medina tiene la oportunidad de marcar un ante y un después en el ejercicio del Poder. Esa tarea sin duda comienza con la elección correcta de los hombres que han de acompañarle y las primeras decisiones de gobierno sobre las que ya trabaja.