Con su información al secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, de que todavía no tiene decisión en cuanto a la reforma constitucional que sus partidarios propondrían eventualmente al Congreso, el presidente Medina gana tiempo y calma las aguas.
Pompeo es de la línea blanda del Departamento de Estado, quien posiblemente ha tenido referencias puntuales de parte de la Embajada norteamericana en Santo Domingo. En Washington, D.C., se pensaría que mayores presiones sobre Medina no serían razonables.
La llamada del canciller Pompeo, que al parecer ha hecho varias al presidente Medina, según testimonio del ministro dominicano de Relaciones Exteriores, Miguel Vargas Maldonado, fue una de varias que han tenido los estadistas sobre asuntos bilaterales.
Los opositores a la reforma constitucional vieron el gesto del Canciller norteamericano como un aviso de que Estados Unidos no favorecería la reforma constitucional que permitiría al presidente Medina aspirar nuevamente por cuatro años en las elecciones de 2020.
Como se dijo en anteriores análisis, el presidente Trump tiene vocación reeleccionista, y por ello, elogió, cuando al presidente Xi Jin Ping el Congreso de su partido lo ratificó sin término. También felicitó al líder Vladimir Putin, de Rusia, por su reelección.
Otros observadores creen que las llamadas de Pompeo, y, particularmente, el contenido de la nota divulgada por la Embajada norteamericana el viernes, pudieron obedecer a las solicitudes de los senadores Bob Menendez, de Nueva Jersey, y Marco Rubio, de Florida.
Ambos políticos, el primero demócrata y el segundo republicano, tienen algún interés en los asuntos dominicanos. Menendez, quien superó dificultades en la corte de su Estado, es un relacionado con un médico dominicano vinculado a un sector político ‘antimedina’. Menendez es el miembro más veterano del comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos. Reeleccionista puro, tiene 13 años como Senador de Nueva Jersey, un Estado demócrata fundamental por la influencia de su vecina Nueva York.
Rubio es rabioso anticomunista. Desdeña de la posición dominicana sobre Venezuela, que no ha sido de condena abierta al régimen del presidente Maduro, aunque reconoció al embajador designado por el presidente encargado, Juan Guaidó, pero con poco agrado.
El canciller dominicano, Vargas Maldonado, en una nota sobre la llamada de Pompeo al presidente, destacó las excelentes relaciones de los dos países. Advirtió que solamente con Medina se mantendría la alianza PLD-PRD, quizás una señal de que la reforma puede ir.
Presiones abundan
La parte dominicana está al corriente de las presiones que salen de sectores políticos de Santo Domingo, opositores al régimen del presidente Medina y que están en el círculo íntimo del ex presidente Fernández. Se identifica entre ellos al doctor Vinicio Castillo.
Castillo, anterior aliado de Fernández y de Medina, en el primer cuatrienio del segundo, quien se movía con agilidad entre sectores militares durante las elecciones en las cuales el Presidente actual ganó, es tenido como un “enfant terrible” que no duerme.
Pocas veces como ahora se ha visto la propensión de escuchar qué opinión tuviera los Estados Unidos sobre los asuntos internos de la República Dominicana, especialmente en torno al debate preelectoral en que se discute quién será el candidato del partido oficial.
Medina ha soportado dos semanas de brega con los opositores, aunque el tema de la reforma a la Constitución que le permitiría presentarse ante el electorado en comicios internos de su partido, se entendería que frente al expresidente Fernández, buscan sacarlo del poder.
Fue algo extraño que la presencia de grupos amenazantes contrarios a la reforma de la Constitución se aglomeraran en torno al Congreso la semana pasada, lo que provocó la presencia de refuerzos policiales y militares. Ayer, otros opositores reforzaron el piquete.
El jueves por la tarde el aspirante presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, convocó para ayer a los seguidores de ese partido a presentarse ante el Congreso, lo que concitó que muchos de sus adherentes engrosaran a los “guardianes”.
Los llamados “guardianes” de la Constitución, término que acuñó hace algún tiempo el doctor Fernández tras denunciar que el país se encamina a una dictadura, pasaron los últimos tres días de la semana firmando libros de adhesión a la campaña contra la reforma.
Ocurrieron cosas extrañas. Para evitar vinculación de los seguidores de Fernández y los de Abinader, los primeros cesaron ayer su presencia frente al Congreso para darle la cancha a los del segundo, que podrían querer soplar la anémica campaña electoral del PRM.
En el PRM hay también sus disensiones. El presidente del partido, José Ignacio Paliza, senador de Puerto Plata, tomó distancia del llamador de Abinader para manifestarse ante el Congreso Nacional, pero apuntó que su esfuerzo apunta a defender la Constitución.
Medina: apure el paso
El presidente Medina podría sentirse compelido a apurar el paso ya sea que él quisiera que sus congresistas aprueben la reforma constitucional, que abandonen esa propuesta o que llegue a un acuerdo con el otro líder partidario, el doctor Fernández, quien busca el puesto.
Fernández le ha hecho la vida imposible a Medina y a sus estrategas. A punto de una decisión sobre la cuestión de la reforma, el exPresidente ha logrado atraer a su posición a sectores que se saben le son adversos pero que quieren darle el primer golpe al gobernante.
Si más adelante el presidente Medina decidiera que sus congresistas aprobaran la reforma constitucional, levantando el párrafo de la Constitución que se lo impide, quedaría la confrontación en primarias de los dos líderes, algo que no agrada a los estrategas de Leonel.
En unas elecciones primarias del PLD casi seguramente Medina ganaría, con el respaldo de gran parte de los compañeros y los recursos del poder. Los estrategas del gobierno confían también en la elevada tasa de rechazo de Fernández, según dicen las encuestas.
Hay quienes creen, como lo afirman con cierta seguridad dirigentes del PLD opuestos a su tendencia, que el presidente Medina no cuenta con los votos necesarios para reunir las cámaras de diputados y senadores con tres cuartas partes, necesarias para pasar la reforma.
Algunos de esos dirigentes que apoyan a Fernández han llegado al extremo de afirmar que para lograr votos de diputados indecisos se ofrecen sumas millonarias, aunque nadie ha mencionado un nombre de quién recibió dinero o de quién lo suministró.
Todo formaría parte de una guerra mediática, de rumores y de supuestos planes que en apariencia buscan desacreditar a los eventuales proponentes de la modificación constitucional y al mismo tiempo fortalecer la noción de que Medina no pueda aspirar.