Por: R. Osiris de León.
Desde su juramentación como Presidente de la República, el pasado 16 de agosto de 2012, Danilo Medina sólo ha recibido noticias negativas relativas a las maltrechas finanzas públicas que le fueron entregadas por Leonel Fernández, con un presupuesto agotado, un déficit fiscal superior a los 120 mil millones de pesos y maletines repletos de facturas por pagar.
Hasta se ha llegado a especular que la decisión de mantener al mismo equipo económico de Leonel obedece a que los líos financieros del Gobierno son tan grandes y tan enredados que sólo los mismos funcionarios que enredaron podrían desenredar, y nadie más.
Danilo Medina necesita urgentemente recursos económicos frescos para cumplir miles de promesas de campaña, y el presupuesto de 2012 fue gastado en la misma campaña política del PLD, para que Danilo ganara a cualquier precio, y ahora hay que cumplir lo prometido.
Una importante vía de obtención de recursos económicos frescos, sin compromisos de endeudamiento, porque la capacidad de endeudamiento gubernamental está sobre girada, es sentarse a conversar con las grandes empresas mineras que operan en Rep. Dominicana, como Barrick Gold y Falconbridge, dos de las mayores explotaciones mineras del mundo.
Sentarse a renegociar el contrato de la Barrick Gold es posible, pero complicado, porque Leonel Fernández le firmó a la Barrick un nuevo contrato donde prácticamente le regala a esa empresa una de las minas de oro y plata más grandes del mundo, la que hoy vale 45 mil millones de dólares, y como la empresa tiene ese contrato ratificado por el Poder Ejecutivo y por el Legislativo, hará todo lo necesario para evitar una renegociación en favor del Estado.
Y es que la Barrick está consciente de que Danilo de 2012 no es Balaguer de 1986, pues este último, al reasumir el poder en 1986, le torció un brazo a la Falconbridge y la conminó a pagar por sus exportaciones de níquel y a renegociar el desfavorable contrato de 1956, o marcharse del país, y la empresa se vio forzada a renegociar el contrato frente a la Comisión Oficial designada mediante el Decreto 18-88, del 15 de enero de 1988.
Barrick Gold, también está consciente de que el pueblo dominicano exige una inmediata renegociación del contrato minero leonino firmado por Leonel, y ha pedido la renuncia de su presidente local, Manuel Bonilla, y en su lugar ha nombrado a Manuel Rocha, un hombre fuerte del Departamento de Estado de Washington, experto en negocios, para intentar frenar cualquier intención de Danilo de renegociar el contrato, y ese es un gran dilema minero.
Renegociar el contrato minero de la Barrick podría representarle al gobierno de Danilo Medina ingresos frescos del orden de los 800 millones de dólares anuales, pero también le crearía fricciones con gente fuerte de Washington y Canadá, y Danilo deberá decidir.
El otro gran dilema que atormenta al gobierno de Danilo es la controversial explotación de lateritas niquelíferas en la loma de Miranda, la cual, por ser a cielo abierto, realmente podría afectar la flora local, aunque las cosas que se han dicho y escrito respecto al daño a las aguas superficiales y subterráneas, así como a la presa de Rincón y a la zona arrocera de Jima, y las supuestas contaminaciones con aluminio y cromo, han sido exageraciones emocionales que no se corresponden con la verdad científica, lo cual resta credibilidad a una lucha ambiental que siempre debe estar cimentada sobre la verdad irrefutable, como lo fue con la Isla Artificial, con el Rockash y con Los Haitises, donde siempre predicamos la verdad.
Desde el 19 de diciembre de 1955, y en virtud de la Ley de Exploración y Explotación de Minas y Canteras No.1852, de 1948, Falconbridge tiene la concesión minera Quisqueya I para explotar el níquel presente en las rocas y suelos del cinturón geológico intrusivo comprendido entre Maimón y La Vega, la cual fue publicada en la Gaceta Oficial No.7935, de fecha 16 de enero de 1956, y conforme a las posteriores Leyes Mineras 4550 de 1956, y 146 de 1971, le faculta para explotar los minerales existentes dentro de los límites de su concesión, siempre sujeta al cumplimiento de las regulaciones ambientales de la vigente Ley Ambiental 64-00, pero como a partir de 1988 el Gobierno Dominicano es socio de la Falconbridge en un 50%, ahora Danilo tendría que enfrentarse a dos controversiales opciones:
1-Si el gobierno de Danilo autoriza la licencia ambiental para la explotación minera de la loma de Miranda, recibiría la mitad de los beneficios de la explotación minera, los que con buenos precios podrían llegar a 500 millones de dólares anuales, pero de otro lado sería criticado por algunos sectores sociales que se oponen a la explotación minera.
2-Si el gobierno de Danilo niega la licencia ambiental para la explotación de la loma de Miranda tendría que enfrentarse a una inconveniente litis internacional, pues la empresa reclamaría su derecho legalmente adquirido en 1955 y 1956 para esa explotación minera, reclamaría una compensación económica equivalente al valor de las reservas niquelíferas explotables, y el gobierno de Danilo tendría que compensar a Falcondo con miles de millones de dólares que el gobierno no tiene.
Si Falcondo no tuviese una concesión minera otorgada desde hace casi 57 años, el problema de Miranda fuese más sencillo de abordar y denegar, pero lo legal pesa mucho, y más aún cuando quien tiene que autorizar o denegar es un gobierno socio, y carente de recursos económicos, quien recibiría el 50% de los beneficios de esa explotación minera.
El caso de la loma de Miranda es muy diferente al caso de la cementera de Los Haitises, porque en Los Haitises el gobierno quería otorgar un derecho minero sobre un derecho ambiental previamente establecido por ley, y por eso lo objetamos y ganamos en los tribunales; mientras en Miranda se plantea consignar un derecho ambiental sobre un viejo derecho minero adquirido por ley en 1955, y revalidado mediante la Resolución No.4620 emitida por el Congreso Nacional en fecha 12 de enero de 1957, autorizando el Contrato Minero de fecha 24 de diciembre 1956, y por el posterior Suplemento aprobado mediante Resolución No.502 del 2 de noviembre de 1969, así como por el posterior Contrato de 1988.
La misión comercial canadiense que acaba de llegar al país vino a hablar de negocios comerciales, pero fundamentalmente de los negocios mineros de la Barrick Gold y la Falconbridge Dominicana, y de seguro que Danilo ya ha discutido con sus principales ministros, sus asesores legales y sus estrechos colaboradores, para ver como enfrenta estos dilemas mineros, financieros, contractuales y legales que le acosan y le preocupan.
Bajo las actuales presiones locales e internacionales y bajo las urgencias financieras de un gobierno quebrado y con un déficit fiscal superior a los 120 mil millones de pesos, cualquiera no quisiera estar en el asiento de Danilo Medina, porque será él quien deberá decidir qué hacer frente a los dilemas mineros que representan las explotaciones de oro, plata y níquel.