El acercamiento del Banco Latinoamericano de Desarrollo (CAF) a Cuba es un indicador “positivo” del interés de las instituciones por la isla, pero La Habana debe “abrir más su economía” y “acelerar los cambios”, coincidieron hoy en Miami (EE.UU.) varios expertos financieros.
El principal detonante de este acercamiento ha sido, sin duda, el proceso de deshielo en las relaciones entre EE.UU. y Cuba, que “ha abierto espacios cerrados en la isla, como “el acceso a financiación externa”, explicó Emilio Morales, presidente del influyente Havana Consulting Group de Miami.
No obstante, Morales dejó claro que corresponde ahora al Gobierno cubano “dar ciertos pasos” que faciliten este proceso, tales como “abrir más la economía, liberar las fuerzas productivas y ser transparentes en el manejo de las finanzas”, si la isla quiere acceder a líneas de crédito.
La previsible, aunque lenta, entrada de Cuba en el sistema financiero mundial requerirá por parte de La Habana, además, la “adaptación” a una serie de normativas y regulaciones que obligan al Gobierno de la isla a “desclasificar la información de sus reservas” y “abrir sus libros”, resaltó el experto.
En recientes declaraciones, Enrique García, presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), señaló el interés de esta institución financiera que dirige en “explorar la posibilidad de que Cuba se convierta en miembro de este banco”, con sede en Caracas (Venezuela).
La CAF está conformada por 19 países y 14 bancos privados de la región, y cuenta con oficinas en Buenos Aires, La Paz, Brasilia, Bogotá, Quito, Madrid, México D.F., Ciudad de Panamá, Asunción, Lima, Montevideo y Puerto España.
Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS), de la Universidad de Miami (UM), se mostró escéptico sobre una posible apertura financiera de La Habana, y advirtió que el problema medular es el “riesgo” que entraña conceder préstamos o créditos a Cuba, pues esta nación “no tiene la capacidad de pagar”.
Opinó Suchlicki que la iniciativa del CAF es un intento más por “tratar de promover y acelerar el cambio en Cuba” dentro del proceso de normalización de las relaciones bilaterales de EE.UU. con la isla, una forma, puntualizó, de “ponerle presión” a La Habana.
Si bien resulta aún improbable que el CAF abra líneas de financiación con préstamos al Gobierno cubano, lo que sí podría darse es la apertura de una “oficina de asesoría técnica” en La Habana.
De hecho, uno de las opciones planteadas por el CAF es la posibilidad de brindar algún tipo de asesoría financiera al Gobierno cubano mientras abren el proceso de unificación monetaria y eliminación del sistema de doble divisa vigente desde hace dos décadas.
El economista y abogado Francisco Cerezo valoró como algo importante la iniciativa del CAF, cuya “misión -dijo a Efe- consiste en promover el desarrollo económico en América Latina”, por lo que su “extensión a Cuba cae claramente dentro de sus objetivos”.
Eso sí, convino con los anteriores analistas en que “todavía está por verse la dimensión de la apertura cubana” y el franco deseo de las autoridades gubernamentales de ofrecer espacios más amplios al sector privado.
En ese contexto, Cerezo hizo hincapié en la importancia de que el Gobierno cubano “abra la mano a la actividad privada económica” para que todas estas iniciativas de apoyo financiero no se diluyan.
“Lo positivo de que entre una institución financiera como el CAF es que sus criterios de crédito no se informan por una motivación especulativa o de mera ganancia económica y de lucro”, con lo que los términos pueden ser mucho más favorables a la hora de asumir riesgos.
Luis Oganes, director del departamento de investigación de mercados emergentes del banco estadounidense J.P. Morgan, recordó, sin embargo, que las “sanciones financieras” contra Cuba “aún no han sido levantadas” por Estados Unidos, por lo que, apuntó, instituciones financieras como la suya “no tienen cobertura en Cuba”.