SANTIAGO.-Las nuevas autoridades municipales en los principales municipios del país tendrán de abocarse a resolver el problema que han creado los vendedores ambulantes o negocios de la economía informal, quienes han ocupado de manera irregular las aceras quitándole ese espacio a los peatones.
Es un mal que ha ido creciendo de manera vertiginosa, ante la mirada indiferente de los alcaldes, quienes han dejado a un lado esa responsabilidad, permitiendo que los vendedores ambulantes se apoderen de tan importante espacio.
La práctica que en principio se daba sólo en las calles céntricas de las ciudades, se ha expandido a las puertas de establecimientos comerciales e instituciones públicas como hospitales, donde los vendedores obstaculizan las entradas con expendio de alimentos, donde ni las autoridades del Ministerio de Salud intervienen para corregir esa situación.
Los frentes de estos establecimientos se encuentran lleno de tarantines y vendedores ambulantes como ocurre en el entorno del hospital José María Cabral y Báez; así como el hospital infantil, doctor Arturo Grullón en Santiago, situación que parece ser incontrolable por las autoridades.
Negocios informales que van desde vendedores de tostadas, jugos, fritos, o negocios informales que operan en camionetas destartaladas o minibuses son colocados en todo el entorno de la calle Sabana Larga.
Al obstaculizar la entrada de un área especial del centro podría producir una serie de inconvenientes al momento de llegar una emergencia al lugar, por lo que personas que vistan esa área manifiestan sus quejas.
Los transeúntes se quejan y han explicado que en ocasiones a estos minoristas les han sido retirados, pero que las autoridades no han tomado las debidas mediadas para evitar que estos retornen al lugar.