Toronto (Canadá), 8 jul (EFE).- La Policía Provincial de Québec confirmó hoy que todavía hay “alrededor de 40 personas desaparecidas” tras el descarrilamiento y explosión el sábado de un tren cargado con petróleo en la localidad canadiense de Lac-Mégantic.
De momento, las autoridades han dicho que cinco personas murieron a causa del accidente que se produjo en la madrugada del sábado en esa pequeña localidad situada a unos 250 kilómetros al este de Montreal.
Familiares y amigos de los desaparecidos esperan conocer hoy la suerte de sus allegados ya que los equipos de rescate han empezado a acceder al núcleo de la explosión después de que los bomberos extinguieran las llamas en los dos últimos vagones cisterna que ayer seguían ardiendo.
El sargento de la Policía Provincial de Québec, Benoit Richard, dijo hoy durante una rueda de prensa: “durante la noche se ha trabajado mucho y esperamos que podremos llegar a más áreas y buscar durante el día”.
Richard añadió que el número de desaparecidos se mantiene en “alrededor de 40 personas”.
El accidente se produjo cuando un tren compuesto por cinco locomotoras y 72 vagones cisterna, cada uno cargado con 100 toneladas de petróleo, se desplazó sin maquinista desde la estación de Nantes, a unos 11 kilómetros de Lac-Mégantic.
El tren entró a gran velocidad en la localidad y descarriló en el centro de la población, lo que causó varias explosiones e incendios de gran magnitud.
Unos 30 edificios del centro de la localidad quedaron completamente destruidos y se teme que muchos de sus ocupantes han perecido.
Uno de los edificios afectados es el bar Musi-Café situado junto a las vías del tren y donde se encontraban en el momento del accidente varias personas.
Raymond Lafontaine declaró a medios locales que en el local se encontraban varios familiares para celebrar el 40 cumpleaños de su hija Josée.
Una de las personas que se encontraba en Musi-Café en el momento del accidente, Christian Lafontaine, dijo que en el establecimiento había entre 30 y 50 personas entre ellos su hermano Gaetan y su esposa, de los que no sabe nada desde el momento del accidente.
Cuando se produjo la primera explosión salió a la calle.
“En la calle, vi una ola de fuego que venía hacia mi. Sin tiempo de coger el auto, corrimos. Me volví para mirar y era como si el apocalipsis estuviese detrás mío. No sé por qué los otros no me siguieron”, dijo Christian.