La expedición guerrillera llegada al aeropuerto militar de Constanza el 14 de junio de 1959 inicialmente fue contada por la dictadura trujillista en forma de burla y como propaganda destinada a presentar al gobierno genocida de Rafael Trujillo como invencible y eterno.
Muchos años después de los acontecimientos vinieron algunos diarios de los expedicionarios y las memorias de Mayobanex Vargas, Delio Gómez Ochoa, Poncio Pou Saleta y Medardo Germán, quienes junto a Gonzalo Almonte Pacheco y Pablito Mirabal, fueron los únicos revolucionarios que sobrevivieron a la debacle militar y a la jauría que cayó sobre los capturados o entregados.
Almonte Pacheco sería asesinado tan pronto fue indultado por la dictadura y Mirabal moriría luego en Cuba por una descarga eléctrica natural.
Un testigo privilegiado de los hechos y las conversaciones de los jefes militares, José Daniel Ariza Cabral, sostiene que el comandante militar de guerrilla, Delio Gómez Ochoa, cometió errores claves para el fracaso de los expedicionarios porque primero abandonó en el terreno a Enrique Jimenes Moya que era el comandante en jefe, pero sin experiencia militar y no lo acompañó como era su misión, permitió la dispersión del destacamento en tres grupos y finalmente nunca dispuso un ataque y tampoco disparó jamás su fusil.
Ariza Cabral estaba en el lugar de los hechos y tenía interlocución directa con las autoridades civiles y militares en la zona porque huyendo de la muerte en Villa Altagracia porque era opuesto al régimen de Trujillo que había asesinado a su padre en los inicios del régimen, se refugió en Constanza en el año 1951, donde encontró a su amigo José Delio Guzmán, quien en ese momento construía la carretera El Río-Constanza.
Era el mejor conocedor de la sierra a la que iría en noviembre de 1963 como guerrillero en el alzamiento dirigido por Manolo Tavárez Justo contra el golpe militar contra Juan Bosch, escaramuza a la que sobrevivió sin entregarse ni ser capturado.
Por esa razón, quien hoy habla, se encontraba en Constanza y tan pronto el avión que trajo a los 56 expedicionarios tocó pista en el aeródromo militar, estuvo al corriente de los hechos porque los jefes militares de la zona eran sus amigos y le pidieron colaboración para combatir las guerrillas.
Llegada del avión
Relata que ante la llegada del avión, el mayor del Ejército Fabio Chestaro (quien en 1965 sería un destacado militar constitucionalista) se encontraba junto al teniente Miguel Mejía, en el hotel Nueva Suiza, donde el segundo salió en el automóvil Plymouth 1958 del primero, junto a una hijita de Chestaro, para “recoger a los pilotos que llegaban” porque la aeronave venía caracterizada como perteneciente a la Aviación Militar Dominicana.
Con los expedicionarios deslizándose por un tablón desde el avión a la pista, llegó el auto conducido por Mejía, quien fue recibido a balazos y tuvo que girar para escapar de la muerte.
Según la versión de Ariza Cabral, tras los disparos de los recién llegados al auto, la pequeña guarnición militar en la pista de Constanza que escuchó los tiros corrió hacia dos ametralladoras calibre 30, pidió al teniente Tomás Flores Mota orientación ante el ataque y éste le dijo que no se podía responder el fuego a la Aviación.