Las declaraciones “enfurecidas” del Presidente de la Suprema Corte Justicia, Mariano Germàn contra el Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, demuestra las razones por la que ese tribunal ha llevado al país a una crisis de credibilidad en la Justicia.
Su actitud y comportamiento son de un político puro y simple, como lo ha sido siempre y no de un juez que debería estar revertido de solemnidad y respeto. Debería renunciar para devolverle la tranquilidad y la confianza que el país reclama del sector que preside.
Debería renunciar para devolverle la solemnidad que debe tener la justicia y más un juez presidente de un tribunal, que debe conocer un caso que ha provocado la indignación de un pueblo y ha confirmado que responde a las orientaciones de un sector político en particular.
Un juez habla por sus sentencias, pero en el país, el presidente de la Suprema habla por Twiter y convoca a Ruedas de Prensas para opinar sobre casos el que estamos debatiendo.
El quiere ser político y juez a la vez, y no le falta cachaza para desnudarse frente al pueblo, Tampoco le falta el descaro para emitir juicios que ya lo descalifican como juez.
Ha dejado en claro cuál es su posición y cuál sería la posición de él por cualquier caso que afecte a sus intereses políticos y la de sus socios en el circulo de poder e impunidad que ha forjado en el país.