BEIRUT (AGENCIA EFE).-A la entrada de Baskinta un gran cartel de Luis Abinader recibe al visitante. Pero no es una villa dominicana, sino una ciudad libanesa de 15.000 habitantes a menos de una hora de Beirut, donde todos se sienten orgullosos de tener a un paisano presidente electo de República Dominicana.
Botros Abi Nader se sienta apaciblemente en el balcón de su casa y desde allí este hombre de 89 años, piloto de aviación comercial retirado, recuerda las batallitas que le contaba su padre.
“Mi abuelo solía esconderse en una pequeña cueva en la montaña cuando los otomanos venían a buscarlo”, narra.
Su abuelo y el de Abinader eran hermanos y vivieron el momento en que en Baskinta después de la primera guerra mundial y ante la llegada de los otomanos muchos decidieron coger las maletas y buscar nuevos horizontes.
Unos se fueron y otros se quedaron, hoy los Abi Nader son una legión de parientes en Baskinta que siguieron con atención y celebraron la elección dominicana el pasado 5 de julio de uno de ellos.
“En la familia la noticia fue celebrada con alegría aunque con un poco de tristeza porque nunca pudieron encontrar a los familiares que tuvieron que dejar el país en la primera guerra mundial. Algunos decidieron entonces emigrar y otros quedarse”, dice el anciano.
Amal Abi Nader rebusca en un libro de historia familiar que le dio su padre para revisar su relación de parentesco con el presidente Abinader.
“Mi padre no supo nada sobre su tío, que es el padre del presidente Luis, en aquellos días esperaba cartas para saber de la gente, pero dejaron de recibir noticias de ellos”, dijo la mujer de 68 años.
“Me siento muy honrada de que el presidente de la República Dominicana sea uno de los hijos de Baskinta, es un honor y motivo de felicidad”, dijo.
El presidente electo visitó la ciudad en 2017, fue un paso breve aprovechando un viaje de negocios, entonces muchos se quedaron sin verlo por falta de tiempo o, como Brotos, porque estaban fuera del país.
“Cuando vino en 2017 al Líbano quiso ver la ciudad donde nacieron sus abuelos y conocer el lugar. Nos sentimos orgullosos de que estuviera en su ciudad de origen”, dijo a Efe el teniente alcalde de Baskinta, Sabee Amin Abu Haidar.
“En Baskinta estamos muy orgullosos y no es la primera vez que gente (de la localidad) consigue posiciones muy importantes en países de América Latina y especialmente en Brasil”, dijo el hombre, de 65 años.
La noticia es una de las pocas buenas nuevas que han recibido en este pueblo que sufre la profunda crisis en que se encuentra hundido El Líbano, un país donde se repiten las protestas y las exigencias de la población de un cambio de sistema.
“Con esta buena noticia un rayo de luz ha llegado al corazón de muchos aquí”, agrega.
En el balcón de su casa, en una de las zonas más montañosas del Líbano, Abu Haidar se muestra triste y decepcionado por la situación política y aprovecha la comparación política para destacar las oportunidades que hay en otros lugares para los hijos de los cedros.
“No hay lealtades a ciertos sectarismos o clanes políticos. En El Líbano con la corrupción hay obstáculos para los libaneses. Espero que del proceso de reforma del país salga algo bueno y quienes lo merezcan alcancen las posiciones que deben tener”, dice.
Botros tiene un anhelo: organizar una invitación para que Luis AbiNader visite Baskinta de nuevo y conozca a sus familiares”.
La ansiedad es compartida, antes de abandonar la ciudad el cartel de la entrada aparece en otra calle para recordar, por si aún no estuviera claro, que “Baskinta está honrada por la elección de su hijo Luis Abinader como presidente de República Dominicana”.