La cirugía mínimamente invasiva se ha vuelto un componente clave de la atención en oncología ginecológica; el crecimiento de la laparoscopia ha permitido la realización de procedimientos extensos, así como los avances en dispositivos para la realización de estas.
En el cáncer de cérvix luego del diagnóstico, la paciente pasa por un proceso de estudios de imágenes, endoscópicos como son la cistoscopia y la colonoscopia, que junto con la evaluación física permite al ginecólogo oncólogo establecer el estadiaje que es la evaluación de la progresión de la enfermedad. Esto permite establecer el manejo y el pronóstico de la usuaria.
En los estadios tempranos las opciones se varían de acuerdo al deseo de reproducción de la mujer y a la etapa, siendo en la mayoría de los casos la Histerectomía Radical con Linfadenectomía Pélvica, procedimiento más extenso que la histerectomía simple tradicional ya que abarca el útero, los tejidos alrededor de este, el tercio superior de la vagina y la extirpación de los ganglios en la región de la pelvis con el fin de asegurar la extirpación de la totalidad del tumor y tener información real de la extensión de la lesión.
Tradicionalmente estos procedimientos se realizan por vía abdominal abierta con amplias incisiones en la piel. Si bien es cierto que por el experticio y la experiencia de los ginecólogos oncólogos las tasas de complicaciones se han disminuido, sigue siendo uno de los procedimientos de cirugía ginecológica con mayor número de morbilidades a corto y largo plazo.
El cáncer cervical temprano puede ser tratado por ambas vías, la laparoscópica y la abdominal, con eficacia y tasas de recurrencias similares. El beneficio del abordaje mínimamente invasivo por laparoscopia incluye menos perdidas sanguíneas intraoperatorias y una hospitalización más corta y recuperación más temprana.
El uso de dispositivos de energías como Ligasure, Bisturí Armónico, Coaguladores de Argón, endograpas permiten la realización de este procedimiento con seguridad, menos perdida sanguínea y efectos físicos mínimos a los tejidos sanos. La visualización magnificada que solo es posible a través de la laparoscopia facilitan la identificación de estructuras y espacios anatómicos de difícil abordaje en la cirugía convencional.
Estudios reportados en el MD Anderson en Texas y en la casuística mundial se determinó que hay menos pérdidas sanguíneas, mayor extirpación de ganglios y menor daño a los tejidos. Cuando se comparan las histerectomías radicales abiertas y las laparoscópicas en el cáncer cervical las recurrencias del cáncer y la mortalidad son estadísticamente similares, sin embargo el tiempo operatorio en personas con entrenamiento es cerca de 25 a 30 minutos de diferencia con respecto a la cirugía abierta, pero en tiempo de internamiento es mucho menor y además la recuperación es casi 2 semanas menos para la cirugía de mínima invasión.
Existen protocolos actuales donde el post-operatorio en el hospital está en máximo 36 a 48 horas para la cirugía radical laparoscópica. Otro dato importante es que la tasa de infecciones es menor que en la cirugía convencional.
En oncología el tiempo en que un paciente se recupera de una cirugía es vital cuando, como en algunos casos, se necesita continuar con otros tipos de tratamientos. Por todos estos motivos la cirugía mínima invasiva es el gold estándar en el manejo quirúrgico del cáncer en el presente y del futuro en el mundo.
En ocasiones no priorizamos el concepto de calidad de vida e imagen corporal de la mujer. Los procedimientos laparoscópicos con relación a los abiertos ofrecen, ya probados por estudios, mejor calidad de vida general, funcionamiento físico y mejor apariencia personal.
EL DATO
Dr. Tamy Santana Monsanto
Especialista en ginecología oncológica y obstetricia.
Gerente del Servicio de Ginecología Oncológica del Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares (INCART).
C/ Correa y Cidrón, Esq. Rafael Sánchez Ravel, Ciudad Universitaria.
Tel: 809–289–2700
Ext. 1028
En Cápsulas
¿Qué es el cáncer cervical?
El cáncer de cuello uterino o cervical, es el que se desarrolla en las células que recubren la parte inferior y estrecha del útero.
¿Cuáles son sus síntomas?
El Cáncer de cuello uterino a menudo no tiene síntomas, por lo que es importante encontrar el cáncer temprano a través de la detección preventiva. Sin embargo, debe comunicarse con su médico si experimenta: sangrado o flujo vaginal anormal, periodos menstruales más largos, sangrado durante el coito, reducción del apetito, dolor en la espalda, dolor en las piernas y fatiga generalizada.