Pese a la devastación de la ciudad y las bajas temperaturas, cientos de personas están regresando a sus hogares situados en los barrios orientales de Alepo, bajo el control total del régimen sirio desde hace dos semanas.
“Tenemos frío cada noche. Dormimos el uno junto al otro bajo algunas sábanas, ya que no hay paredes ni tejado para cubrirnos de la lluvia, del viento y de la nieve. Pero es nuestra única opción si no queremos vivir en un campamento o en la calle”, explica a Efe un habitante de Alepo, llamado Abu Ahmad.
Este ciudadano sirio ha estado trabajando esta semana para reconstruir su casa y poder vivir de nuevo en ella junto a su familia.
“Aquí es donde yo vivo con mi familia desde hace 17 años. Era un edificio que cobijaba a mi familia desde hace décadas. Ahora vivimos de nuevo aquí, pero no es lo mismo”, añadió en el edificio ubicado en el barrio de Bustan al Kaser, uno de los últimos en ser recuperados por las fuerzas gubernamentales sirias.
Esta familia dejó su hogar hace un tiempo para protegerse de la contienda que se libraba en la zona.
“La situación era terrible. No podías garantizar tu seguridad ni la de tus hijos. Agradecemos a Dios que al menos hoy tenemos paz”, agrega cubierto de polvo mientras arregla el balcón de su casa.
A pesar de que en los barrios orientales de Alepo continúan sin electricidad ni agua en sus hogares, muchas familias no quieren trasladarse a los campamentos de Yebrín, un pueblo al este de la urbe que ha visto sus fábricas transformadas en refugios improvisados para los desplazados.
En este escenario, el benjamín de la familia, Abdulá, de 9 años, carga con un cubo de agua que ha llenado en una mezquita cercana, ya que en su vivienda no cuentan con esos servicios básicos.
“Desde hace años no tengo ni electricidad ni gas en el hogar. Nos vestimos con bastante capas de ropa y nos cubrimos con sábanas todo el tiempo”, dice sonriendo otro hombre, que lleva un bebé y cuya casa se encuentra cerca de la de Ahmad.
“Mi hogar es mucho más seguro que las casas erigidas alrededor. Nunca lo he dejado, excepto la semana pasada que tuve que registrarme en el centro de Yebrín, ya que tenían que limpiar la zona”, asegura sin querer ser identificado.
Desde que las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad, retomaran el lugar controlado anteriormente por los rebeldes, el Ejército sirio ha estado limpiando toda la zona de artefactos explosivos dejados por los mismos rebeldes.
El coordinador residente de la ONU en Alepo, Sajjad Malik, que en los últimos días ha estado en Alepo, explicó ayer que el número de personas que regresan a la ciudad crece de manera constante, y concretó que “en unos pocos días se ha visto un cambio importante” en la zona, frente al frágil alto el fuego .
El nivel de destrucción de la ciudad “está a un nivel que es difícil de imaginar”, afirmó Malik, que señaló que los colegios, hospitales, clínicas, carreteras y complejos residenciales han sido destruidos en prácticamente todos los vecindarios de la zona este.
Desde que se iniciara el conflicto de Siria en 2011, el número de habitantes de Alepo ha descendido desde los 4 millones a 1,5 en la actualidad, según las últimas cifras de las Naciones Unidas, aunque Malik aclaró que son números que cambian constantemente.
El Ejército sirio declaró el pasado 22 de diciembre Alepo como ciudad “libre de terroristas”, tras la salida de la última tanda de evacuados de sus distritos sitiados por los rebeldes.