China ha desarrollado su primera catapulta electromagnética para portaaviones, un sistema que hasta ahora sólo utilizaba Estados Unidos (EEUU), con el fin de aumentar la capacidad de combate de su fuerza aeronaval, informó hoy el diario China Daily.
El dispositivo ha sido diseñado por ingenieros chinos, que lo han probado con aviones de combate J-15 -“en miles de despegues”-, según declaró a este diario el director del Comité Consultivo de Expertos de la Armada china, Yin Zhuo.
“China ha superado a EEUU en el desarrollo de este tipo de sistemas, considerados por los expertos militares una tecnología revolucionaria”, explicó Yin.
Según el alto mando chino, este país dispone de “mejores” tecnologías que EEUU en lo que se refiere a dispositivos de control de motores o software de distribución de energía, y subrayó que China es “líder” en investigación y desarrollo de sistemas integrados de energía eléctrica.
Yin relató cómo antes de que la segunda economía mundial, cada vez más avanzada en tecnología, consiguiese desarrollar su propia catapulta electromagnética era EEUU quien lideraba el diseño y fabricación de este tipo de mecanismos.
Las catapultas de los portaaviones son necesarias para dar un “empujón” extra a los aparatos debido a la pequeña pista de esos buques, y tradicionalmente han estado impulsados por vapor, hasta la llegada de la fuerza electromagnética.
Un cable de acero une el avión a la catapulta y lo arrastra rápidamente hacia delante durante el despegue.
Algunos expertos apuntan que dispositivos como las catapultas electromagnéticas también posibilitan lanzar aviones de mayor tamaño y más pesados, como los de alerta temprana o aquellos de combate que necesitan más combustible.
Aunque ninguno de los dos portaaviones de los que dispone China, el Liaoning y otro de fabricación propia, disponen aún de este sistema, Yin aseguró que el siguiente buque de este tipo que se construya para la Marina china sí que contará con esta nueva tecnología.
Hasta abril pasado, cuando China botó su primer portaaviones de fabricación propia, el país sólo disponía del Liaoning, una nave construida en la antigua Unión Soviética y comprada a Ucrania, reformada y puesta al servicio de la Marina china en el año 2012.