Caracas.- El alcalde del municipio caraqueño Libertador, el chavista Jorge Rodríguez, dijo hoy que el oficialismo se mantendrá en 2017 en el proceso de diálogo político y que durante ese año no permitirá hechos de “violencia” a su interlocutor en estos asuntos, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). “Nosotros no nos vamos a levantar de la mesa de diálogo (…) Insistiremos y mantendremos este proceso de diálogo que es lo que todo el mundo quiere”, dijo a periodistas Rodríguez durante una entrega de juguetes y alimentos en el oeste de la capital venezolana.
El alcalde, jefe de la delegación del Gobierno de Nicolás Maduro en las negociaciones con la oposición, informó que recibió el lunes una llamada del enviado del papa Francisco para mediar en el diálogo, monseñor Claudio María Celli, y le ratificó que elchavismo seguirá en estas conversaciones. “Monseñor Celli deseó feliz Navidad al presidente Maduro y al pueblo de Venezuela”, apuntó el chavista, quien no ofreció más detalles de esta plática.
Rodríguez también dijo que un sector de la MUD “está comprometido” con la violencia y eso, a su juicio, ha dificultado las negociaciones, así como la “profunda división” interna en la alianza opositora y una supuesta promoción del odio que el chavismo endosa a sus adversarios. “No vamos a permitir la violencia, no lo permitimos en el 2016 y tampoco lo vamos a permitir en 2017”, sostuvo el oficialista tras acusar a este “sector” opositor de pretender sacar del cauce democrático a la nación caribeña.
Agregó que el próximo año será de recuperación económica y de salida de una “profunda crisis” causada, según dijo, por la guerra económica, una tesis del Gobierno que culpa a empresarios y opositores por la inflación de tres dígitos, el desabastecimiento y otros problemas del país.
La MUD envió el sábado una carta a monseñor Celli donde reiteró que no existen condiciones para retomar las conversaciones entre las partes el próximo 13 de enero como se anunció el pasado 6 de diciembre, cuando el diálogo entró en “revisión”.
Las partes se acusan de incumplir los acuerdos suscritos en las primeras plenarias y, en razón de ello, la oposición pidió esta semana al Vaticano idear mecanismos para “verificar sobre el terreno” quiénes han faltado a lo pactado.