LUCKNOW, India (AP) — Más de 5.700 personas desaparecidas desde que las inundaciones devastaron el norte de la India el mes pasado presuntamente han muerto, aunque los funcionarios siguen ayudando a los pueblos afectados, dijeron las autoridades el martes.
Vijay Bahuguna, ministro principal del estado de Uttakhand, dijo que el gobierno entregará 500.000 rupias (8.350 dólares) a las familias de cada una de las víctimas de las inundaciones y aludes que afectaron la región Himalaya en junio.
El estado declaró que los desaparecidos el mes pasado están presuntamente muertos para poder compensar a sus familias, aunque Bahaguna dijo que existe la esperanza de que algunos puedan ser hallados con vida.
“La búsqueda de las personas desaparecidas continuará aun hasta después de que se les suponga muertas”, afirmó.
El gobierno había calculado antes la cifra de muertos en 600, pero reiteró que sería significativamente más elevada. Puede que nunca se sepa el número exacto de víctimas fatales, agregó Bahuguna.
“Las operaciones de búsqueda continuarán hasta que los miembros de las familias de los desaparecidos estén conformes”, dijo Bahaguna a un grupo de sobrevivientes el martes mientras el gobierno estatal empezaba a repartir cheques de compensación. Las familias que reciban dicha compensación deberán devolver el dinero si sus familiares desaparecidos son hallados con vida.
El ministro de manejo de emergencias Yashpal Arya dijo que las lluvias persistentes impedían la extracción de cadáveres en determinados lugares, donde los rescatistas aguardan la llegada de equipos hidráulicos. Con el cierre de las carreteras principales desde las inundaciones y muchos puentes inutilizados, el gobierno tiene dificultades para hacer llegar raciones a pueblos aislados por las aguas, indicó el vocero del gobierno estatal Amit Chandola.
Cientos de miles de hindúes visitan los pueblos del templo de Uttarakhand durante el verano. El estado es un destino popular de vacaciones y legiones de indios acuden a las colinas de clima más fresco para escapar al calor del verano.
Los visitantes suelen irse antes de julio, cuando las lluvias del monzón tornan peligrosas las rutas montañosas, pero este año cayeron intensas lluvias sin precedente a mediados de junio. Carreteras, puentes y edificios fueron arrastrados por las aguas y pueblos enteros quedaron anegados y cubiertos de escombros.
Soldados, paramilitares y voluntarios rescataron a más de 100.000 personas que quedaron atascadas en áreas remotas aisladas.