WASHINTOG. La Casa Blanca evitó hoy aclarar si el presidente estadounidense, Donald Trump, apoya una vía a la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se calcula que viven en Estados Unidos, después de que el mandatario apoyara la negociación de una reforma migratoria integral.
Trump se mostró hoy dispuesto a impulsar una reforma migratoria más amplia una vez que el Congreso lidie con la situación de los alrededor de 700.000 jóvenes indocumentados conocidos como “soñadores” y apruebe medidas de seguridad fronteriza y cambios al sistema de inmigración legal.
Lo hizo después de que el senador republicano Lindsey Graham le recordara en una reunión en la Casa Blanca que la mayoría de los votantes de Trump “apoyan una vía a la ciudadanía” para los “soñadores”, siempre que haya “fronteras fuertes”.
El mandatario respondió que le parecía bien que el Congreso trabajara en una reforma migratoria más amplia una vez solucionado el tema de los “soñadores”, y dijo que asumía “la carga” política que eso pudiera conllevar, pero no aclaró si apoya una vía a la ciudadanía para los indocumentados.
La portavoz del presidente, Sarah Huckabee Sanders, tampoco quiso arrojar luz sobre ese punto al ser preguntada poco después, durante su conferencia de prensa diaria.
“Hemos dejado claro lo que queremos ahora mismo. Ya haremos anuncios sobre el resto” cuando llegue el momento, zanjó Sanders.
La vocera aseguró que, durante su reunión de hoy con dos docenas de legisladores de ambos partidos, Trump cerró un acuerdo para negociar un proyecto de ley limitado que debería aprobarse antes de impulsar una reforma migratoria más amplia.
Ese primer proyecto de ley se centrará en cuatro áreas: un reemplazo al programa DACA para los “soñadores”, medidas de “seguridad fronteriza”, afrontar la “migración en cadena” que permite a ciertos inmigrantes facilitar la entrada en EE.UU. de sus familiares, y acabar con la “lotería de visados”, según Sanders.
La portavoz subrayó, no obstante, que el muro que Trump quiere construir en la frontera con México debe ser “una de las piezas” del acuerdo sobre “seguridad fronteriza”, una postura que puede dificultar la negociación con la oposición demócrata.
La negociación surgió de la decisión de Trump de acabar con el programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) que protege de la deportación a unos 690.000 jóvenes que llegaron al país de niños, y que quedarán desamparados si el Congreso no aprueba una ley que sustituya a ese programa antes del 5 de marzo.
