De La Hora Del Cafe – Radio Amistad
Por Ramón De Luna y Peguero.
Lo admiré desde un principio. Desde que oi hablar del valiente guerrillero de Sierra Maestra y esa admiración creció cuando supe que usted se ofreció después para venir a luchar contra la tiranía trujillista.
Esa admiración fue creciendo al saber de los sinsabores pasados en las ergástulas de aquel régimen y me alegré cuando en un gesto propagandístico de Trujillo salió en libertad y volvió a Cuba.
Pasó el tiempo y usted vino a la tierra del Generalísimo Máximo Gómez, libertador de su patria junto a Martí, Maceo y otros bravos, y aquí se le reconoció su entrega por un pais que no era el suyo.
Recuerdo que nos hicimos amigos y lo llevé por Estero Hondo y Maimón, para que conociera los parajes por donde llegaron sus otros compañeros, caídos unos en las doradas arenas de la costa norte, o hechos prisioneros y más tarde fusilados en San Isidro. Y compartimos en casa del doctor Batlle donde saboreamos la sabrosa carne de algunos jabalíes.
¡Y cuánto me alegré cuando le otorgamos la nacionalidad dominicana y se le entregó un confortable apartamento para que pernoctara cuando visitase esta, su segunda patria!
Pero, qué decepción, Comandante Delio Gómez Ochoa, al escucharlo en un acto junto al ex presidente Leonel Fernández llamar “delincuentes y basura” a esa juventud criolla que no se traga el silencio y protesta en las calles contra el estado de cosas dejado por Fernández.
Cómo se atreve usted, comandante Gómez Ochoa, de insultar a una gran parte de la juventud dominicana, que a lo mejor sentía por usted respeto y admiración.
¿Tan grande es la deuda con Leonel? ¿Es tan alto el desprecio que usted siente por muchachos y muchachas que sienten que a la Patria la dejaron en el despeñadero?
¿Porqué, comandante Gómez Ochoa, si tanta era la admiración que por usted sentíamos, o fue usted obligado a ir y testimoniarle a Leonel su agradecimiento por un apartamento y una pensión cuando antes había demostrado con ejemplo desprendido que no era amigo de lo material?
¡Qué pena, qué decepción, comandante Delio Gómez Ochoa! Prefiero olvidar su hazaña en los montes de Constanza y sacarme del pecho aquel cariño y amistad que para usted guardaba en mi corazón, un corazón de un dominicano agradecido.
¡Caramba, comandante!