El primer condenado a muerte en lo que actualmente es Estados Unidos fue ejecutado en Virginia. En 1608, los colonos de Jamestown, el primer asentamiento inglés de carácter permanente en América del Norte, ejecutaron por fusilamiento al capitán George Kendall, acusado de espiar para España.
En los más de cuatro siglos que han pasado desde entonces, se calcula que 1.390 personas han sido ejecutadas en Virginia, más que en cualquier otro estado del país, según datos del Death Penalty Information Center (Centro de Información sobre la Pena de Muerte, DPIC por sus siglas en inglés).
En la llamada “era moderna” de la pena de muerte en EE.UU., que se cuenta desde 1976, año en que la práctica fue restablecida después de haber sido prohibida en 1972, el estado ejecutó a 113 personas, quedando solo por detrás de Texas.
Pero ahora, 413 años después, Virginia se convertirá en el 23º estado del país, y el primero del antiguo sur confederado, que pone fin a este castigo, en una decisión considerada histórica y que tiene el potencial de influir en otros gobiernos de la zona para que sigan el mismo camino.
El pasado viernes, la Cámara de Representantes del estado aprobó por 57 votos a favor frente a 41 en contra el proyecto de ley para abolir la pena de muerte.