NUEVA YORK.- La escases de combustibles ha dificultado el regreso a la normalidad de los neoyorquinos, que no pudieron salir de sus viviendas desde el pasado lunes por el azote de “Sandy”, el huracán que más estragos ha causado en esta ciudad, según los expertos.
Es común escuchar las quejas de los residentes de la Gran Manzana por los “malabares” que, según dicen, han tenido que realizar en estos últimos días para conseguir gasolina.
Conductores hacen filas de tres y cuatro horas para abastecerse del carburante. Es el caso de Juan Santana, un taxista dominicano que se vió forzado a parar de trabajar más temprano que de costumbre porque no encontró donde comprar combustible para el vehículo que le provee el sustento y el de su familia.
“Estoy cansado de dar vueltas en busca de gasolina. Todo está cerrado. Donde único encontré había una fila de más de tres horas, por eso decidí no trabajar más hasta que la situación se normalice, ya que temo quedarme sin combustible en el proceso”, dijo.
Las grandes colas se ven en las gasolineras, algunas de las cuales tienen combustible, pero no pueden venderlo debido a que carecen de energía eléctrica.
Más del 70 por ciento de las gasolineras no pueden suministrar el carburante, según una fuente.
“El mayor problema no es la escasez sino los cortes eléctricos y los daños en las vías, que están complicando la llegada de combustible desde las refinerías a las gasolineras”, aseguró.
El problema surge en un momento en que el servicio de transportación masiva aun no se recupera por completo de los estragos de “Sandy”, que entre otras cosas, provocó inundaciones en los túneles y en los trenes subterráneos.
Los pocos autobuses que operan afrontan grandes aglomeraciones de tráfico y rutas cortadas por los desperfecto causados por el huracán.