El enrarecido clima político que se aprecia en el país, en este momento, no parece disuadir ni llevar a la reflexión a una cosecha de políticos dominicanos que se lanzan a las candidaturas. Todos están firmes en su decisión y trabajan para ellos.
Son verdaderos especialistas de las oportunidades, manejan sus opiniones en torno al tema del momento, sin importar mucho de lo que opinan. Hablan de medicina y ébola de la misma forma que abordan un tema de energía nuclear o lloran por un niño que muere en un hospital, por carencias que ellos mismos provocan o no resuelven en sus respectivos momentos.
En fin, es que la moda no incomoda y ellos quieren estar con el tema de moda, no importa la opinión, el asunto es opinar y meterse en el tema.
Ellos son los “Candidatos sin causas” hombres y mujeres que en su mayoría saben que no tienen oportunidades, ni las condiciones, que no tienen propuestas, ni representan un cambio ni si diferencias de los demás, pero ellos quieren estar en el paquete.
Su mala puntería
Muchos de ellos saben que no tienen buena puntería, apuntan a un puesto para caer en otro. Se colocan en un escenario para saltar al otro, en fin… son buenos paracaidistas y caen donde quieren en el momento oportuno.
Aspiran a senadores, alcaldes o diputados para posesionarse como regidores. Es decir en el puesto inmediatamente inferior.
Los candidatos sin causas tienen todos los gruesos y calibres. Muchos aspiran a la presidencia, no importa el partido ni plataforma. Ellos solos necesitan ser candidatos, no importa que nadie lo quieras, los compañeritos primero y el pueblo después, lo aceptarán. Sueñas con un frente convertido en ola gigante para montarse en ella y llegar al Palacio Nacional. Son verdaderas naves sin freno que atropellan a todos, pero predican la necesidad de la unidad y subirse a su nave si para que puedan alcanzar y disfrutar de las miles del Poder.
Como le contaba, los más osados, aunque no por ello los menos, aspiran a la presidencia. Están dispuestos a todos, pero no necesitan a nadie, ni siquiera a sus compañeritos de partidos. Ellos son los elegidos para repartir y como quien reparte y parte se queda con la mayor parte, hay que estar con ellos para alcanzar algo.
Los vientos le soplan a favor, algunos bastantes pestilentes, pero son vientos y tumba “Cocos “cuando presionan.
El candidato perfecto
El o los candidatos perfectos son aquellos que no hacen nada, sólo sueñas y copiar realidades, nombres y sueñas en la cama y en las comodidades donde disfruta o duermen las siesta.
Ya les dije que no necesitan de un partido ni de nada, el pueblo marchará tras ellos como por arte de magia, ellos están marcados por la providencia a ser líderes históricos que lleven su pueblo del mundo real donde viven al ideal donde sueñan.
Los candidatos sin causas saben que serán muchos los llamados y postulados y pocos los elegidos, pero ellos quieren estar en la tómbola por si la suerte se pega.
Ellos son verdaderas caricaturas, candidatos sin causas, sin propuestas, sin ideales. Solo tienen apetitos, apetitos insaciables de entrar o devorar el pastel del pueblo.
Son máquinas, que sueñan sumarse a la maquinaria electoral que le convertirá en locomotora de su destino. La gran barbaridad de este tiempo.