Durante 18 años, la Universidad de la Tercera Edad (UTE), ha ido cambiando la dura historia de encierro e ignorancia detrás de los barrotes de una penitenciaría, al instituir el programa de educación UTE-Najayo. Mediante el mismo, aquellos que por cualquier circunstancia han desafiado la Ley y llegan a ser privados de su libertad, tienen la oportunidad de cursar carreras universitarias mientras cumplen sus condenas.
En otros tiempos no muy lejanos, el recluso que llegaba a una cárcel, además de la condena del tiempo, quedaba sentenciado a salir peor, sin posibilidades de regenerarse, ya que la única educación era la imposición por la fuerza.
A través de la iniciativa de la UTE, los internos tienen la oportunidad de regenerarse y así reinsertarse en la sociedad, luego de cumplir sus penas u obtener la libertad condicional bajo fianza, al haber cursado una carrera universitaria.
Bajo el nuevo sistema penitenciario existe un trato de respeto de los derechos humanos en que al interno se le da la oportunidad de enmendar sus errores.
El programa de educación UTE-Najayo, mediante el cual en la actualidad se educan unos 300 reclusos de cinco cárceles del país, inició en el año l999 como proyecto piloto en la entonces cárcel de Najayo-Hombre, con una matrícula de 30 internos, en ese entonces eran (reclusos) que entraban a estudiar la carrera de Derecho.
“Fue Peggy Cabral, viuda Peña Gómez la que trajo el programa al país, se acercó a la UTE y nosotros adoptamos el proyecto. El pago de los gastos para el programa se hace a través de FUNMUJER, una fundación que preside doña Peggy Cabral”, precisó a Listín Diario el rector del centro académico, José Nicolás Almánzar.
Almánzar explicó que se desarrolló una primera etapa del programa, de los cuales existen graduados de esa época, que ejercen la profesión y que luego estuvieron inactivos por un tiempo, debido a que no contaban con recursos, volviendo a iniciar en el año 2008, ya con un acuerdo entra la UTE, Fun Mujer y la Procuraduría General de la República.
Dentro del acuerdo, la UTE tiene el aval académico, la responsabilidad de formar académicamente a los internos asumiendo la responsabilidad de subvencionar la matrícula.
Originalmente el programa inició solo con la carrera de derecho, pero luego se agregó la psicología clínica y psicología organizacional.
Al pasar de los años, la demanda de los mismos internos fue aumentando, lo que provocó que el programa ya esté funcionando en otros centros penitenciarios como Rafey en Santiago, La Isleta de Moca y el recinto penitenciario de San Pedro de Macorís, inscrito en el nuevo modelo.
En la cárcel de Salcedo la UTE imparte a las reclusas carreras técnicas y, a pesar de que no pertenece al nuevo modelo, contempla extender el programa hacia ese recinto para impartir docencia a nivel de licenciatura.
“Como un ejemplo de reinserción social de esa época tenemos graduados que ejercen, específicamente del área de Derecho, que ya cumplieron sus penas y trabajan en oficinas de abogados, los cuales les están dando y brindando un buen servicio a la sociedad.