Luces, cámaras, acción… y un fallo técnico. Así comenzó hoy la insólita llamada telefónica entre Donald Trump y Enrique Peña Nieto, que tras meses de roces en sus contactos privados, decidieron hacer pública su última conversación y se atrevieron, incluso, a prometerse abrazos y brindis con tequila.
“Creo que tenemos al presidente en el teléfono. ¿Enrique?”, preguntó Trump con la vista fija en el aparato que se encuentra sobre su escritorio del Despacho Oval, con una veintena de cámaras, fotógrafos y periodistas observándole.