GINEBRA (EFE).- La ola de calor que sufre gran parte de Europa es una de las más largas de la última década y es inusual porque ha aparecido al comienzo del verano y porque está afectando a un territorio muy amplio, según explicó hoy la Organización Mundial de la Meteorología (OMM).
Según las predicciones, la ola de calor no tiene visos de remitir a corto plazo, por lo que las altas temperaturas continuarán aún varios días en gran parte de Europa occidental, central y oriental.
Habrá momentos de respiro y después se darán nuevos picos, como se espera que ocurra en España este fin de semana, pero esto es normal.
Lo que tiene de especial esta ola de calor y que la diferencia de las anteriores, especialmente de la del verano de 2003 -ocurrida en agosto y a causa de la cual se estima que murieron 70.000 personas-, es que la actual ha comenzado muy pronto, a finales de junio, y afecta a gran parte del continente, incluyendo zonas de Reino Unido y Rusia.
Esta ola comenzó a finales de junio en el sudoeste de la Península Ibérica, donde en lugares como Almería se registraron 40,8 grados centígrados, un récord para junio.
Desde entonces, se han registrado temperaturas máximas de 36 grados centígrados en Londres, o 40 grados centígrados en Francia y Rusia.
La definición de lo que es una ola de calor varía de país a país, pero básicamente es cuando se supera una alta temperatura en un lugar específico y por un determinado y prolongado periodo de tiempo.
“Actualmente, la OMM está trabajando en armonizar una definición, pero lo que sorprende de la actual es que está siendo una de las más largas de los últimos años”, indicó en una rueda de prensa el experto de la OMM Omar Baddour.
Baddour explicó que la actual ola de calor se da porque existe un sistema de bajas presiones en el medio del Atlántico y otro de altas presiones en el este del continente, y en el medio “se crea un pasillo que permite al aire caliente del Sahara subir hasta Europa”.
El experto aseguró que hay otros factores que pueden haber influido en la formación de esta ola de calor, como el fenómeno de El Niño que está en pleno apogeo, y que también se intensifica por el calentamiento global.
El Niño se caracteriza por el calentamiento de las temperaturas superficiales del agua.
El 93 % del exceso de energía que queda atrapada en la atmósfera a causa de los gases de efecto invernadero (provenientes de los combustibles fósiles y otras actividades humanas) termina en los océanos.
El experto dejó claro que por ahora no se puede atribuir esta ola de calor al cambio climático, porque para ello hay que hacer múltiples estudios científicos, pero que bien podría ser, dado que se ha comprobado que “una de las consecuencias más claras del cambio climático será el aumento de eventos extremos, incluidas las olas de calor”.
Esta semana, la OMM ya advirtió de que las olas de calor como la que sufre parte de Europa esta semana son normales pero inusuales, no obstante, a causa de los efectos el cambio climático, la frecuencia, la intensidad y el alcance de estos fenómenos extremos aumentará a corto plazo.
Durante los últimos 50 años las olas de calor se han vuelto cada vez más frecuentes.
La duración, la frecuencia y la intensidad de las olas de calor probablemente aumenten en la mayoría de las zonas terrestres a lo largo de este siglo, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) establecido por la ONU.