La televisión rusa cuenta con formatos televisivos que probablemente nunca veremos en Europa Occidental. Uno de ellos es «El coche», un disparatado concurso en el que diez personas pasan 72 horas pegadas -literalmente- a un vehículo de lujo que conseguirán si son los últimos en despegar su mano del capó.
Los participantes del programa del canal de televisión Peretz (traducido como Pimienta TV en español) son sometidos a todo tipo de pruebas, tanto psicológicas como físicas, y ellos mismos pueden probar a intimidar a sus compañeros para dejarlos fuera de juego.
Esto era lo que intentaba Eleonor, una joven de 22 años procedente de Odessa, con Vitali, su oponente de la izquierda, de 26 años. En un momento del concurso dicho participante, guardia de seguridad de profesión, pierde los nervios, agarra a su rival y le tira al suelo. Cuando se queda postrada dolíendose del golpe, le propina una tremenda bofetada en la cara.
Aunque en un primer momento la concursante sangra aparatosamente por el impacto, un médico del programa examina a la participante y concluye que, salvo por las contusiones que le ha dejado el golpe, no tiene ningún hueso roto y puede continuar en el programa. Viktor Loginov, uno de los presentadores del espacio, expulsa a Vitali por la agresión y el concurso sigue como si nada hubiera pasado.
Las horas van cumpliéndose y cuando se cumple el tercer día de concurso varias de las rivales de Eleonor se ven obligadas a abandonarlo por imperativo médico: sus piernas están demasiado hinchadas y corren serio peligro de salud. Mientras, la concursante golpeada sigue pasando pruebas: le colocan una serpierte sobre su cuerpo, que tiene que aguantar pese a su fobia por los ofidios. Y lo consigue. Aunque lo peor estaba por llegar.
La última de las rivales femeninas de Eleonor, Karina, terminó renunciando cuando le dijeron lo que tendría que hacer, 56 horas después de permanecer pegada al coche, si finalmente quería ganarlo: debería afeitar su cabellera. Eleonor, sin embargo, aceptó gustosa perder todo su pelo y continuar en la fase final del concurso.
Los competidores masculinos, mientras tanto, pasaban por experiencias también muy duras: inflar una bolsa de agua caliente con sus pulmones hasta reventarla, sumerger la cabeza en un barreño y aguantar lo máximo posible sin ahogarse, rebuscar con la boca varias bolas en una palangana llena de agua, hielo y peces vivos…
Después de 72 horas, llega la prueba final: un sonómetro medirá los decibelios que es capaz de alcanzar cada uno de los tres concursantes que aún quedan en liza. Eleanor llega a los 95 pero Saba Sabashvili, su musculoso rival, alcanza los 96 y se lleva el preciado coche para su casa de Moscú.