Unidos bajo el lema “la ayuda humanitaria no es un crimen”, líderes religiosos, personal humanitario y residentes de la frontera colocaron hoy agua en algunas de las zonas más apartadas del desierto de Arizona con el propósito de “salvar las vidas” de inmigrantes indocumentados.
Unas 60 personas visitaron el Refugio de Vida Salvaje de Cabeza Prieta, en la frontera de Arizona, una de las rutas más peligrosas para los inmigrantes que cruzan el desierto, que alcanzan por estas fechas temperaturas que superan los 110 grados fahrenheit (43 grados centígrados).