El consejero delegado de Boeing, Dennis Muilenburg, se comprometió a “controlar los costes” del nuevo modelo del avión presidencial en una conversación con el presidente electo de EEUU, Donald Trump, después de que este pidiese cancelar el pedido por considerar su precio desorbitado, indicó ayer la compañía.
“Muilenburg felicitó al señor Trump por su victoria electoral y se comprometió a trabajar con el nuevo gobierno para controlar los costes una vez que se establezcan los requisitos para el nuevo Air Force One (como se conoce el avión presidencial) y mantener el programa tan asequible como sea posible”, dijo Boeing en un comunicado.
Asimismo, ambos discutieron “la importancia general del sector manufacturero estadounidense y la continuada y fuerte contribución de Boeing y su compromiso con los empleos en EEUU”.
El gigante aeronáutico estadounidense trataba así de calmar las aguas después de que este martes, Trump volviese a agitar la polémica desde su cuenta personal de Twitter, su red social favorita.
“¡Que se cancele la orden!”, afirmó el presidente electo. “Boeing está construyendo un nuevo 747 Air Force One para futuros presidentes, pero los costos están fuera de control, más de 4.000 millones de dólares”, escribió.
El comentario hizo caer temporalmente las acciones de Boeing en Wall Street.
Por su parte, el presidente electo redujo también el tono esta mañana en una entrevista en la NBC en la que aseguró que había conversado anoche con Muilenburg, del que dijo que es “un gran tipo” y con el que iba a solucionar la controversia.
“Para eso estoy aquí. Voy a renegociar precios. Los aviones son demasiado caros. Vamos a reducir los precios. Si no logramos rebajar los precios, no los vamos encargar, nos quedaremos con lo que tenemos”, agregó.
Aunque el contrato actual del gobierno federal con Boeing es de 170 millones de dólares para el estudio de las primeras fases del proyecto, la Oficina de Contabilidad del Gobierno cifró el potencial coste total en 3.200 millones de dólares para el año fiscal 2020.
La Casa Blanca dispone actualmente de dos unidades del Air Force One, modelo 747-200, que tienen más dos décadas de servicio. La idea es que sean reemplazados por dos Boeing 747-8, el nuevo modelo, con más autonomía de vuelo y un tamaño ligeramente mayor.
Boeing, con sede en Chicago y que cuenta con más de 150.000 empleados en EEUU, es la principal empresa exportadora y recientemente ha anunciado sus planes de abrir una fábrica en China para completar los pedidos a aerolíneas chinas.
Trump ha hecho del proteccionismo comercial uno de los ejes de su campaña, y ha amenazado a las grandes empresas que tengan la intención de trasladar fábricas a otros países para ahorrar costes con que eso tendría “consecuencias”.