El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, comenzó hoy su segundo mandato como máxima autoridad de la ciudad poniéndose al frente de una “nueva era progresista” para luchar contra las desigualdades y la discriminación.
De Blasio, de 56 años, una figura política con un perfil creciente en el Partido Demócrata, juró hoy su cargo frente al senador y ex precandidato presidencial Bernie Sanders, el líder del ala más progresista del Partido Demócrata.
“Algo grande está ocurriendo en Nueva York, algo diferente, nuevo, algo que ha comenzado una nueva era progresista (…). Todos vosotros sois parte de ello”, afirmó el alcalde de la mayor ciudad de Estados Unidos.
De Blasio es el alcalde número 109 que se pone al frente de la ciudad. Aunque en reiteradas ocasiones ha rechazado tener aspiraciones presidenciales, su proyección política fuera de Nueva York surge con frecuencia en el debate público.
Para las últimas elecciones presidenciales, De Blasio sólo prestó su apoyo a la aspirante Hillary Clinton un mes antes de los comicios presidenciales, argumentando que necesitaba conocer a fondo su programa político para luchar contra las desigualdades.
Hillary Clinton, que sí estuvo cuando De Blasio juró por primera vez como alcalde de Nueva York, se ausentó hoy de la ceremonia, a pesar de que había sido invitada.
Pero sí tuvo un papel especial Sanders, el rival mayor que tuvo Hillary Clinton en la elección interna del Partido Demócrata. Aunque Clinton ganó esa interna, perdió en los comicios republicanos frente al republicano Donald Trump.
En una ceremonia gélida en los escalones de la sede de la Alcaldía, con una sensación térmica de -13 grados Celsius, De Blasio delineó las líneas de lo que será su segundo mandato.
Dijo que seguirá luchando para que la ciudad sea “la más segura” del país y recordó que recientes datos indican que en 2017 se registró el número de crímenes más bajo desde 1951.
Pero, defendiendo los principios que le permitieron ganar los comicios del 7 de noviembre con 30 puntos de diferencia sobre su rival republicana, Nicole Mallotakis, De Blasio insistió en su promesa de hacer de Nueva York una ciudad “más justa”.
Dijo que Nueva York no es la ciudad de los propietarios de viviendas ni de quienes manejan Wall Street, sino “de la gente que hace funcionar esta ciudad todos los días” y “a veces no reciben su recompensa”.
En una clara crítica a las políticas de la Casa Blanca, De Blasio defendió el papel de los migrantes y dijo que la discriminación es “simplemente anti-estadounidense” y una “violación” de lo que son los neoyorquinos.
En su discurso, el alcalde hizo un “llamamiento a la acción” para que la ciudad asuma su responsabilidad de convertirse en un “faro” para la nación y el resto del mundo.
“La ciudad de Nueva York sigue siendo un ejemplo para nuestra nación y el mundo”, insistió De Blasio. “No seremos pasivos ante la regresión”, recalcó.