Decía José Martí: “estudiar las fuerzas de la naturaleza y aprender a vivir en ella y manejarlas, es la manera más derecha de resolver los problemas sociales”. A lo largo de la historia, el ser humano ha interpretado de manera muy personal, la importancia que tienen las fuerzas naturales y sus elementos; mientras, el hombre primitivo, invocaba la magia para pretender conjurar las catástrofes de este tipo; las grandes civilizaciones antiguas como los Mayas, Incas, Aztecas y egipcios los adoraban como dioses, siendo la luna, el cielo, el sol, la tierra, e incluso, el río Nilo, fuentes de su adoración.
El sol, ocupaba el lugar supremo y, en el caso de los egipcios, este era considerado el origen de la vida; en ocasiones, era representado por la imagen de una vaca cuyas patas se posaban en la tierra; en otras, como una mujer con el cuerpo doblado en arco, apoyada en sus manos y pies, de modo que los hombres, desde la tierra, veían el vientre estrellado de la diosa, cuyo ojo derecho era el sol. En la actualidad, muchos autores y estudiosos de la naturaleza también han divinizado al sol, pues la ciencia moderna ha comprobado que es la fuente vivificadora fundamental en la vida de los seres humanos.
Después de ver estas creencias antiguas-primitivas, veamos ahora una definición y un concepto más completos y, generalmente, aceptados, ya que los encontramos en la Enciclopedia Universal que, en un contexto científico, explica que el sol es una estrella enana amarilla que constituye el centro del Sistema Solar de la galaxia-Vía Láctea, en uno de sus brazos a unos 27,000 años luz del centro de la misma. Es una esfera formada por materiales sometidos a elevadísimas temperaturas y presiones que proporciona energía luminosa y calorífica a la tierra y al resto de planetas y satélites del sistema, sin ninguna intermediación y procesamiento, todo de forma natural y permanente. El sol tiene un diámetro de 1,392,000 kms., y su volumen es de 1,300,000 veces mayor que el de la tierra y su masa es 332,000 veces superior. También nos dice que tiene una temperatura superficial de 5,500 C y en el interior, en su zona central, entre 23,000,000 y 15,000,000 C; pues allí la presión es de 10,000 millones de atmósferas y está compuesto por hidrógeno (75%), por helio en un 23% y un 2% por metales diversos. Su edad se calcula en unos 4,700 millones de años y posee una luminosidad de 3.9 x 1033erg/s.
Se estructura en 5 zonas: Núcleo, de elevadísima temperatura y presión, que actúa como un reactor de fusión nuclear para transformar el hidrogeno en helio y liberando gran cantidad de energía. Zona intermedia, capa impermeable a las radiaciones que impide que el núcleo escape una cantidad excesiva de energía. Fotósfera, que constituye su superficie visible, con un espesor muy delgado en relación a las restantes capas (300 km.), y que produce la luz visible desde la tierra, así como los Rayos K, ultravioleta y ondas radiactivas; Cromosfera con un espesor de 8,000 kms. y temperatura que oscila entre los 5,000 y los 15,000 C, y la Corona Solar, formada por gases poco densos y con un espesor extremadamente variable. En el disco solar se observan unas extensas zonas oscuras llamadas Manchas, que se hunden en la fotosfera y otras, muy brillantes, llamadas Fáculas, que son como montañas de gas que se elevan desde la superficie. Asimismo, existen puntos claros y oscuros llamados Gránulos y chorros de gases rojo brillante, llamados Protuberancias.
La vida en la tierra depende del sol; pues sin su energía no tendría calor ni luz; las plantas no podrían realizar el proceso de fotosíntesis y, lo que es todavía más importante, se interrumpiría el ciclo vital del planeta.
El sol es la primera fuente de energía natural, pura y limpia. Los resultados de varias investigaciones científicas indican que no sólo el uso de la energía solar va en crecimiento, sino también, que aprovechamos la luz y el calor; que a través de él se regula la temperatura del ambiente; así como los movimientos del aire, del agua y las variaciones del clima. Son tantos los beneficios que produce, además de los enunciados, que hasta incide en el tiempo de vida de todas las especies.
Hoy hablaremos de los problemas climáticos que nos afectan como resultado del daño a la Capa de Ozono y el conocido Efecto Invernadero. La destrucción de la Capa de Ozono permite que los Rayos X y Ultravioleta, atraviesen la atmósfera, mientras que los gases aumentan la temperatura produciendo el Efecto Invernadero, ambos son el resultado del uso indiscriminado de aerosoles, los experimentos industriales no controlados y la producción de gases y metales, sin regulación.
Veamos más ampliamente estos conceptos. El aumento de la temperatura del planeta provoca cambios climáticos bruscos, que resultan en enfermedades y daños al ecosistema. La severidad de los mismos se debe, más que nada, a que hay muy pocos controles medioambientales que permitan regular actividades como: la utilización de combustibles fósiles, metálicos y calderas de vapor para la producción de energía usada para la electricidad, el calor y el movimiento. Estas actividades aumentan la cantidad de gases contaminantes haciendo que estos atrapen el calor del sol impidiéndole circular, provocando, entonces, el calentamiento de la tierra y produciendo el Efecto Invernadero.
Con la utilización desmedida de los aerosoles, se destruye la Capa de Ozono, la cual tiene como función principal, evitar que los rayos solares lleguen directamente hasta la tierra, protegiéndonos de enfermedades como el cáncer de piel, quemaduras y propiciando la destrucción de aquellos microrganismos necesarios para proteger la vida y desinfectar el ambiente, para que la contaminación sea más leve y menos pronunciada.
Científicamente, se ha comprobado que el planeta se sigue calentando. El hielo derretido de los polos hará que aumente el nivel del mar, por lo cual el clima mundial sufriría alteraciones. Todas las especies de animales y plantas se verán afectadas, severamente. De igual forma, la producción de alimentos agrícolas será más difícil, por lo cual la vida en la tierra sufrirá efectos catastróficos, indicándose que después del daño hecho a la atmósfera y normándolo totalmente, tendríamos que esperar, por lo menos, un siglo, para que la Capa de Ozono se recupere completamente.
De ahí la importancia de las más recientes medidas tomadas por el Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales, como: el rescate de áreas protegidas con el desalojo y prohibición de asentamientos con fines de vivienda y explotación en los parques de Valle Nuevo-Constanza, y los Haitises; la desarrabalización de las riberas de los ríos Ozama e Isabela de Santo Domingo, con la sacada de barcos y botes, de materias y metales viejos o dañados, y la prohibición de los desagües, directo a su cauce, de desperdicios industriales y materias contaminantes; las cuales todos los dominicanos debemos apoyar.
Sólo la naturaleza limpia puede darnos mejor vida y menos enfermedades. Así mismo, como somos conscientes de que solo la naturaleza puede hacer un árbol, debemos entender que, en lo que tiene que ver con destruirlo, nadie lo hace mejor que el hombre.
La conciencia ambientalista tiene que traducirse en un aprendizaje nacional sobre los problemas que afectan a la población humana, como resultado de actividades capaces de causar grandes daños al medio; daños que tienen efectos negativos en el bienestar presente y futuro de todos. Las secuelas de la contaminación y el mal aprovechamiento de los recursos, se perciben mejor en los países subdesarrollados; en los que la propagación de muchas enfermedades y la muerte de millones de personas se deben, en última instancia, a la degradación del ambiente, pues los costos para el bienestar social se cargan en las áreas de la salud, la productividad económica y la capacidad de los recursos naturales, de satisfacer las necesidades humanas.
En este país, la mayoría de las leyes son irrespetadas, y la falta de conciencia y educación ambiental es un lujo para aquellos que confunden el concepto de libertad humana y lo utilizan para dañar a las mayorías. Las leyes son parte de los fundamentos esenciales de la justicia en cualquier sociedad, el ignorarlas o despreciarlas tiene un gran costo para todos y para el entorno. En estos momentos, la evacuación de la gente que vive en las áreas de alto riesgo, contribuye no solo a resolver un problema ambiental; sino también, los males a la salud que acarrea esta situación, a los que se suma el componente social que significa el evitar que pierdan lo poco que tienen; ya que las leyes ambientales comprenden políticas que incluyen, medidas para prevenir o disminuir la contaminación y el desastre.