Rep. Dom.- “Hemos andado a pie, en bicicleta, motor y en vehículos… la capital entera, buscando a mi esposa y nada. Incluso mi hijo mayor salió hoy (domingo) para el sur a explorar y difundir con afiches la fotografía de ella. Es muy difícil la situación que estamos pasando”.
Sentado en un sofá en la galería de su casa, en el ensanche Honduras, de esta capital, el señor Práxedes Alcántara narra la amarga situación que está viviendo su familia desde que en la madrugada del pasado 23 de noviembre, su esposa Rosa María Mora Contreras, salió hacia una iglesia de la cercanía, y desapareció, “sin dejar rastro”.
“Mañana (lunes), mi hija viajará hacia el norte para llegar hasta La Vega, porque nosotros vivíamos allá”, agregó el esposo, que en todo momento ha mantenido la esperanza de que Rosa María esté viva “aunque podría estar desmejorada de salud”.
Igual opinión tienen sus hijos, que piden a la población que si ven una mujer con esas características, “en estado de indigencia”, favor avisar.
A la mujer le fue diagnosticado hace unos meses una tiroiditis de Hashimoto, que es una enfermedad en la cual los anticuerpos están dirigidos contra la glándula tiroides y provocan una inflamación crónica.
Esa enfermedad tiene entre sus consecuencias la depresión, pero según Alcántara, al momento de la desaparición, Rosa María estaba medicada, y por eso su desaparición los tiene más preocupados.
¿Cómo desapareció?
Ella salió cerca de las cuatro y cinco de la madrugada para la iglesia y con ropas de hacer ejercicios por la cercanía, como era su costumbre, porque tenía la intención que después de terminada la ceremonia salir a caminar con sus amigas, explicó el señor Alcántara.