La cúpula dirigencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM), en Santiago, podría verse en el espejo del refrán que reza ‘’atajar para que otro enlace’’, debido a que el trabajo político que realizan bonificIaría a los canduidatos extra-partidos con los que el presidente Abinader y la Comición Ejecutiva hagan acuerdos electorales para 2024.
La gobernadora Rosa Santos, el director de Proindustria, Ulises Rodríguez, el presidente municipal del partido, Andrés Cueto, así como el secretario General, Federico Reinoso, han hecho un trabajo político intenso y fructífero para el crecimiento y fortalecimiento de su organización, con el cual han logrado popularidad en la población de Santiago.
A pesar de que los citados dirigentes del PRM en la segunda capital del país tienen las condiciones y el posicionamiento para ganar de forma holgada la senaduría y la alcaldía de Santiago, un acuerdo con el actual senador Eduardo Estrella, del partido Dominicano por Cambio (DXC) y Julio César Valentín, exdirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), podría arrebatarle esas posiciones electorales a quienes las tienen ganadas.
El posible acuerdo soterrado del PRM con Estrella y Valentín tiene preocupada a la militancia del gobernante partido, causando alarma entre aquellos que se resisten a creer que por asegurar su reelección el presidente Abinader sacrifique a dirigentes valiosos como Rosa Santos, Ulises Rodríguez, Andrés Cueto y Federico Reinoso y otros en Tamboril y demás pueblos donde se vislumbran acuerdos.
Rosa Santo aspira a senadora de Santiago y goza de la simpatía de la población e igual aspiración tiene Reinoso, mientras que Ulises se perfila puntero para ganar la alcaldía y Cueto también aspira a dicha posición, pero ambas candidaturas serían entregadas a Eduardo Estrella y Julio Cesar Valentín.
En Santiago los perremesitas entienden que el rol de un movimiento y un bloque político que despoje al partido oficialista de tan importantes posiciones sería una injusticias partidaria fuera de lógica, porque elegir a “aliados tácticos” en una de sus facciones y sobre esa base obligarse a alianzas amigables para beneficiar a la reelección presidencial es inconcebible .
