MADRID. Una de las primeras galaxias masivas que se formó, hace 12.800 millones de años, después del Big Bang, ha sido observada por un equipo de astrónomos gracias al Gran Telescopio Milimétrico (LMT), ubicado en México, según un estudio que publica hoy Nature Astronomy.
Se trata de la segunda “galaxia polvorienta” (rodeada de una nube de polvo), que son formadoras de estrellas, más distante que se haya detectado en el Universo, nacida en los primeros mil millones de años después del Big Bang.
Se trata del “objeto más antiguo” detectado por el LMT, operado de manera conjunta por el mexicano Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica y la estadounidense Universidad de Massachusetts Amherst.
El astrofísico Min Yun de la Universidad Massachusetts Amherst precisó que, hasta ahora, solo se conoce otro objeto “un poco más viejo y lejano que este”.
El Big Bang se produjo hace 13.700 millones de años y los astrónomos han sido capaces de localizar esta galaxia que se formó hace 12.800 millones.
Localizar un objeto estelar formado durante los primeros mil millones de años es “destacable”, ya que en aquella época el Universo estaba “totalmente ionizado, es decir, demasiado caliente y demasiado uniforme para poder formar nada durante los primeros 400 millones de años”, explicó en un comunicado.
Por ello, “nuestro mejor cálculo -indicó- es que las primeras estrellas, galaxias y agujeros negros se formaron entre los primeros 5.000 y 1.000 millones de años. Este nuevo objeto está muy cercano a ser una de las primera galaxias”.
Para el experto, este resultado “no es una sorpresa, pues esto es para lo que se construyó el LMT”, pero igualmente el equipo se mostró “emocionado”, por la observación de un objeto de este tipo, que en astrofísica se califican como “bestias míticas”.
Yun señaló que siempre se ha sabido que “había algunas allá fuera, que son tremendamente grandes y brillantes, pero no se pueden observar con el espectro de luz visible porque están oscurecidos por gruesas nubes de polvo que rodean sus estrellas jóvenes.
De hecho, las galaxias más prolíficas formando estrellas y, por lo tanto, las más luminosas son también las más difíciles de estudiar usando telescopios ópticos tradicionales como el Hubble porque son las más oscurecidas por el polvo.
El LMT, ubicado en al cumbre de un volcán extinguido en el estado mexicano de Puebla (centro) era, por su tecnología, el más adecuado para localizar con claridad esa galaxia, que primero fue detectada por el telescopio espacial Herschel, pero con imágenes “muy borrosas que casi no daban ninguna información”.
Estudiar las primeras galaxias resulta difícil porque, cuando surge su luz, esta se encuentra en la parte azul del espectro, y cuando llega a la Tierra se ha desplazado hacia la parte infrarroja debido a la expansión del Universo, en un fenómeno llamado desplazamiento al rojo (redshift).
La forma de decir que se trata de un objeto muy distante es, precisamente, “midiendo ese desplazamiento al rojo, que es una medida de la expansión del Universo”, agregó Yun.