Tras meses de espera, rumores y escandalosas filtraciones, el iPhone X ya está aquí. Con él llega Face ID, el nuevo método de autenticación del usuario que reemplaza a Touch ID. La huella dactilar deja paso a nuestro propio rostro como elemento para desbloquear el terminal, confirmar compras en la App Store o verificar pagos con Apple Pay. ¿Cómo funciona exactamente este sistema?
En primer lugar, se trata de un sistema que usa una cámara frontal y una cámara infrarroja, así como una luz de apoyo y un proyector infrarrojo. Esto significa que el iPhone X no solamente ve como suele ver una cámara frontal, en dos dimensiones, sino que hace un reconocimiento tridimensional que detecta la profundidad de las caras, así como las extensiones entre facciones: distancia entre ojos, forma y tamaño de la nariz, etc.
Face ID emite 30.000 puntos infrarrojos invisibles que ayudan a reconstruir el modelo matemático de la cara que se ha construido. Si una cantidad no precisada coincide, procede a verificar al usuario. Esto es interesante porque es una cantidad lo suficientemente elevada como para poder detallar y dejar al margen elementos no coincidentes que son muy fáciles de cambiar en un rostro.
Por ejemplo, si un día nos ponemos gafas o nos cambiamos las que ya tenemos, si pasamos a usar gafas de sol, si nos maquillamos, si nos dejamos barba o nos afeitamos, si nos ponemos un sombrero… Todas estas variaciones, según Apple, están controladas y no serán un problema a la hora de verificarnos con Face ID.
Un procesador pensado para Face ID
Esta verificación ocurre en tiempo real gracias al nuevo procesador, A11 Bionic, que trae un motor neuronal que hace uso de redes neuronales y machine learning para adaptarse a las variaciones faciales que comentábamos antes e ir aprendiendo qué cambia en la cara del usuario para anticiparse así y poder seguir realizando la verificación. Puede llegar a realizar 600.000 millones de operaciones por segundo mientras procesa las imágenes que obtiene al “mirar” a la cara. Es un hardware específico para ayudar al sistema de reconocimiento facial, nueva piedra angular del iPhone X.2
Según las pruebas de las que ha hablado Apple, Face ID no podrá ser engañado mediante fotos, moldes faciales en 3D u otras formas de suplantación. Aunque no ha especificado cómo logrará esto último (lo primero lo supera con la detección de profundidad), posiblemente emplee mecanismos de detección de vida, habituales en sistemas de reconocimiento facial avanzados.
En cualquier caso, también requerirá atención. Es decir, para poder desbloquearlo necesitará que estemos mirando hacia el terminal, no bastará con estar poniendo la vista en algún punto cercano ni distraídos, medida pensada tanto para evitar desbloqueos (o confirmaciones de pago) accidentales como para evitar que otro nos ponga el iPhone frente a la cara y no nos enteremos de que lo estamos desbloqueado.
Apple también ha explicado, siempre según sus pruebas, la probabilidad de obtener un falso positivo. Es decir, la probabilidad de que alguien que no seamos nosotros consiga acceder al terminal. Para Face ID, es de una posiblidad entre un millón. Algo muy superior a lo que ofrece Touch ID (una entre 50.000) y desde luego el bloqueo por PIN de cuatro dígitos (una entre 10.000, es decir, cada combinación entre el 0000 y el 9999).
Pronto podremos probar Face ID en el nuevo iPhone X para contaros de primera mano cómo funciona en el día a día.