SANTO DOMINGO. Los asesinatos en los que sus autores engañan a sus parientes son cada vez más comunes en el país y reveladores de los niveles de crueldad con que actúan los autores de estos hechos al quedar en evidencia ante la sociedad.
El caso más reciente de este tipo de hechos y que, aunque ocurrió fuera del país, involucra a una ciudadana dominicana, fue la muerte del niño Gabriel Cruz, de 8 años, ocurrida el pasado 27 de febrero, fecha en que el infante fue dado por desaparecido en su lugar de residencia, al sur de España y se inició una búsqueda en la que participó su madrastra, Ana Julia Quezada, quien la pasada semana confesó haberlo ultimado, luego que el cuerpo fuera descubierto por las autoridades en el maletero de su automóvil.
El impactante suceso que acaparó la atención del mundo estuvo matizado por diferentes coartadas y estrategias utilizadas por Ana Julia, antes de ser descubierta, una de las cuales fue hacer aparecer una camiseta del menor en un lugar donde las autoridades habían realizado búsquedas e inventar historias a los familiares de su hijastro a los medios y a los investigadores de lo que hasta el 11 del mes en curso se trataba como una desaparición.
Ana Julia guarda prisión, imputada de la muerte de Gabriel Cruz y de los delitos de detención ilegal y contra la integridad moral. En la orden emitida en contra de la mujer señala que esta asfixió al niño con sus manos, luego de que alegadamente el niño la agredió con una hacha en medio de una discusión entre ambos.
El pasado 23 de febrero en el municipio Ramón Santana, San Pedro de Macorís, una mujer identificada como Ángela Álvarez (a) Lila, de 40 años, según las autoridades mandó a raptar, matar y desaparecer el cuerpo de su pareja, José Rivera Boyer, alias (a) Alex, de 28 Años, acciones que habrían sido cometidas por un grupo de hombres, quienes lo sepultaron en un cementerio de la zona.
Rafael Vásquez Morla (El Mudo), Raymundo Salas, Juan Donato Santana Polanco (Mingolo), Lorenzo de la Cruz Mota (El Zapatero) y Zacarías de León Gorís habrían sido las personas contratadas por Ángela Álvarez, la que luego de ejecutadas las acciones descritas acompañó en todo momento a la madre de la víctima, Milagros Boyer, fingiendo estar preocupada por el paradero de Alex, por lo que incluso encabezó jornadas de oración.
Tras ser descubierta, luego de haber usado múltiples maniobras para evitarlo, Ángela y sus cómplices fueron enviados a diferentes cárceles a cumplir diversas medidas de coerción, con excepción de Zacarías de León Gorís, a quien se le impuso una garantía económica. Ángela habría cometido el hecho porque se enteró que Alex viajaría fuera del país.
El 8 de febrero fueron hallados por vecinos del lugar y en estado de descomposición Reyna Isabel González, de 32 años, y sus hijos Ángela Encarnación, de seis años; Daniela Encarnación, de 13, y Rahamín Encarnación, de 11 años en el sector Enriquillo del Distrito Nacional, hecho cuya autoría confesó haber cometido el esposo y padrastro de las victimas, Víctor Alexander Portorreal, de 32 años.
Portorreal había dejado los cuerpos encerrados en su residencia casi una semana antes del hallazgo y continuó su vida de manera normal por ese periodo, tiempo en el que despistó a los parientes de estas para que no los visitaran, e incluso realizó viajes con amigos.
Los detalles que se han dado a conocer del múltiple asesinato han llenado de horror e indignación a la población, resaltándose entre estos que violó sexualmente a sus víctimas y que estuvo en la escena con una de ellas a quien ultimó el día siguiente. Portorreal se encuentra detenido, cumpliendo medida de coerción.
De los casos de asesinato de personas cuyos señalados autores fingen buscar a sus víctimas ocurridos en el país, el más recordado fue el de la adolescente Emely Peguero y su criatura de cinco meses de gestación, ocurrido en agosto de 2017, donde sus principales acusados son su expareja, Marlon Martínez y la madre de este, Marlin Martínez, quienes por varios días desviaron la atención de las autoridades, los medios y la sociedad dominicana que seguía con atención la búsqueda de la joven que había sido reportada como desaparecida en Cenoví, provincia Duarte.
Tanto Marlín como Marlon se mostraron públicamente preocupados porque Emely no fuera hallada con vida, versión que con el pasar de los días fue desmontada por un supuesto video de una cámara de seguridad que mostraba al joven sacar de su apartamento lo que parecía ser el cuerpo de una persona y que motivó el apresamiento de ambos. El 31 de agosto el cuerpo de Emely Peguero fue hallado en La Guama, Cayetano Germosén, en Moca, provincia Espaillat, dentro de una maleta.
En la actualidad están detenidos por el asesinato de Emely Peguero, Marlín Martínez, Marlon Martínez y un hermano de este, Henry Martínez, y permanecen bajo investigación más de una decena de personas que se cree están implicadas en uno de los hechos de sangre que más ha impactado a la población dominicana.
Mientras la atención de la sociedad dominicana se concentraba en la búsqueda de Emely Peguero, pocas horas antes de que se hallara su cadáver, el 31 de agosto de 2017 fue encontrado el cuerpo de Dioscary Gómez, de 18 años, a un lado de la carretera en la comunidad La Ceniza de Cuesta de Can, Sierra Prieta del municipio Fantino, en Sánchez Ramírez, con parte de sus extremidades superiores quemadas, luego de varios días desaparecida.
Por el hecho fue señalado días después el padrastro de la víctima, Alberto Antonio Sánchez (Jojary), cuya imputación surgió días después del hallazgo, puesto que este se había mostrado, incluso colaborador con las autoridades para hallar el autor del hecho, y en aparente solidaridad con los familiares de la joven.
Sin embargo, en menos de una semana se detuvo a Antonio Sánchez, y se le acusó de haber ultimado a la estudiante universitaria de psicología y haber tirado su cadáver en el lugar donde fue descubierto por lugareños, luego de haberla recogido en su centro de estudios para llevarla a su residencia. Sánchez habría cometido el crimen por celos. El hombre se encuentra detenido.
Para el presidente de la Sociedad Dominicana de Criminología, Wilfredo Mora, en el país no se hacen buenas investigaciones de los crímenes que se comenten por falta de una legislación adecuada y falta de preparación de los forenses.
“Antes de que ocurra un caso que consterne a la ciudadanía es necesario tener establecido el equipo de forenses en un establecimiento penitenciario, en sus respectivas secciones. Si algún psiquiatra se ha atrevido a opinar de los últimos casos de extrema crueldad hacia la vida humana, ha desvalorizado su prestigio” consideró Mora, al resaltar las deficiencias que existen.
“Los crímenes de estos días deberían resolverse según la Regla M´Naghten (1843), que aspira a determinar la extraña relación de la personalidad, los trastornos mentales y el delito. Podrán apreciarse las psicosis, el daño cerebral, psicopatías, las desventajas intelectuales, la parafilia, particularmente la paidofilia, entre otras. Esa es la experiencia de los sujetos criminales investigados, en condiciones reales”, sostuvo Mora.