Las muertes probables por ébola en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC) ascienden a 72, con 44 de ellas que han dado positivo por la enfermedad, y con 14 pacientes que han conseguido recuperarse, según el Ministerio de Sanidad congoleño.
En total, en las dos provincias afectadas por este nuevo brote de ébola, Kivu del Norte e Ituri, ha habido 111 casos de la enfermedad (83 confirmados y 28 probables), y las autoridades investigan otros seis, según el último boletín del ministerio publicado hoy que contiene datos hasta el 25 de agosto.
El Ministerio de Sanidad informó de que de los 83 casos confirmados, 14 han conseguido superar la enfermedad y 25 se encuentran hospitalizados recibiendo tratamiento; los otros 44 han fallecido.
Se trata del segundo brote de ébola al que se enfrenta la RDC después del de la provincia de Ecuador (noroeste), en un país donde la enfermedad es endémica pero nunca había afectado a dos zonas en conflicto como son las actuales.
Estas zonas de la RDC viven desde hace años una situación de conflicto con constantes matanzas protagonizadas por rebeldes congoleños, ruandeses y ugandeses, que se enfrentan asimismo a las tropas gubernamentales y a las fuerzas de la ONU (MONUSCO).
En Kivu del Norte, la provincia más afectada, hay activos más de cien grupos armados y se han registrado más de 120 incidentes violentos en lo que va de año.
Hasta el momento, el ministerio, con la colaboración de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), han vacunado a 3.591 personas con el tratamiento experimental rVSV-ZEBOV.
Se aplica el sistema de la vacuna en anillo, es decir la vacunación en el círculo de personas más próximas a casos sospechosos, los contactos de estos y a los cuidadores en los hogares o en los hospitales.
El virus del ébola se transmite a través del contacto directo con sangre y fluidos corporales contaminados y es más virulento cuanto más avanzado está el proceso, llegando a alcanzar una tasa de mortalidad del 90 %.
La peor epidemia de esta enfermedad conocida en el mundo se declaró en marzo de 2014, con los primeros casos que se remontan a diciembre de 2013 en Guinea Conakry, desde donde se expandió intensamente a Sierra Leona y Liberia.
La OMS dio por finalizada la epidemia en enero de 2016, después de registrarse 11.300 muertes y más de 28.500 casos, aunque la agencia de la ONU admitió que las cifras reales pueden ser más altas.