El arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta dijo que con frecuencia hay muchas personas que pretenden disminuir el poder espiritual y moral de la Iglesia Católica, apoyándose en algunos actos pecaminosos y delictuosos de algunos de sus miembros.
El arzobispo explicó que esos casos se daban por las limitaciones y las debilidades a las que está sometido el ser humano por su naturaleza. “Infidelidades, pecados, faltas que comete el hombre, pero en la iglesia hay dos realidades: la humana y la divina”, dijo.
Precisó que por la condición humana la iglesia falla y se separa del proyecto de Jesús, pero que por la divina la iglesia se eleva a Dios, es fiel y portadora del mensaje de la salvación, del proyecto de Dios para salvar a toda la raza humana.
“Es verdad que hemos tenido casos dolorosos de debilidades humanas, infidelidades y pecados graves, todas acciones que lamentar y condenar, pero no debemos olvidar esas dos realidades que constituyen la iglesia, lo divino y lo humano”. Dijo que lo humano siempre tiene que tender a lo divino, perfeccionarse que es el deseo de Dios y su proyecto de salvación.
El prelado afirmó, además, este sábado que el individualismo está destruyendo las familias y la sociedad en sentido general, y que de esa tendencia no escapa la iglesia católica.
“Se hace difícil trabajar con otros. Formar equipos y caminar hacía la misma dirección, pero estamos trabajando para mantenernos unidos, y en eso podemos decir que los obispos dominicanos son un ejemplo”, destacó el prelado.
Citó el Concilio Vaticano II, en su decreto Christus Dominus, que aconseja a los obispos auxiliares “entrar en solicitud pastoral con el obispo diocesano, en todos los asuntos y en unánime armonía con el mismo”.
Ozoria Acosta, arzobispo primado de América, ordenó este sábado a tres obispos auxiliares, que fueron designados por el Papa Francisco en el mes de julio, luego que les fueran recomendados por el propio arzobispo y el anterior nuncio en el país, Jude Thaddeus Okolo.
A la ceremonia asistieron miles de personas procedentes de todas las regiones, más de 30 arzobispos y obispos del país y del extranjero, y alrededor de 500 sacerdotes, diáconos y ministros, que abarrotaron el Centro de Convenciones Sans Soucci, ubicado en Punta Torrecilla, frente a la Base Naval 27 de Febrero, de la avenida España.