SANTIAGO.-Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, enumeró ayer los daños que causa el corrupto a la sociedad, a pesar de que quien comete este delito se cree feliz y hasta la población llega a pensar que esa persona es feliz.
Sin embargo, el arzobispo de Santiago, explica las razones de por qué el dinero no hace feliz a los que abusan de los recursos públicos o privados.
Asimismo, señaló el prelado católico en su artículo Un Momento en el diario55 digital que es mejor evitar la corrupción y sus daños, porque esos daños hay que repararlos, más tarde o más temprano.
“Muchas veces el hombre que amontona bienes por la corrupción, se cree feliz, y los demás lo creen feliz; también se cree que aquél que acumula placeres por la corrupción, también está bien y que es feliz como el que acumula poder mediante los medios de la corrupción”, agregó.
No obstante, monseñor de la Rosa y Carpio, dijo que se debe recordar que todo corrupto al igual que una fruta que se pudre, hace daño; primero a sí mismo; ahora, su cuerpo y su alma están dañados.
También puso de manifiesto que el mayor daño lo hace a la sociedad, porque, por ejemplo, el que toma el dinero de los demás está haciendo daño a la sociedad de ahora y afecta a los demás.
Informó el arzobispo de Santiago que el que busca placeres, daña a los demás, porque afecta a otras personas y daña a su descendencia.
“Hay un daño presente, hay un daño que se prolonga a lo largo del tiempo, es personal, familiar y social; los daños del corrupto afectan a tantas personas, dijo monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio.