SAN CRISTOBAL.- En este pueblo y quizás en el suyo también, a la familia que tenia “$3,000” pesos en
sus ahorros, una casita cómoda al estilo colonial con un frente delicado en colores pasteles y tenía buena educación y un apellido de tradición con buenas influencias, le atribuían pertenecer a “los riquitos del pueblo”.
Para entender la razón de ser de la tormenta que nos azota hoy, hay que ir a ese pasado del San Cristóbal risueño de pasteles en hoja y canciones de tragos.
Con la “Era del dinero rápido” empezó a ponerse en extinción la especie de los riquitos del pueblo. Cuando los peloteros empezaron a danzar los millones, y el dinero de la droga apareció sacando pecho, con los cantantes pobres vendiendo miles de copias de sus discos, se produjo un aumento de precio en la propiedad pero un bajón en el poder adquisitivo del dinero. Razón por la que los $3,000 pesos de los riquitos tradicionales empezaron a debilitarse con la brisa de una nueva clase social que llegaba con fuerza a buscar un espacio en el pueblo.
Pero la cosa se jodió cuando se juntaron unos políticos en chancleta con poder y gente pobre de mente con mucho dinero. Ahí la historia se cagó fuera del cajón, pero la mierda nos cayó a todos y hoy se puede ver en todas las calles.
El problema no es haber sido riquito, ser nuevo rico, pelotero famoso o farandulero con suerte. El problema es el peligro del poder hoy en una sociedad que no tiene nivel de país, sino más bien es un Feudo propiedad de los que tienen todo el dinero sucio del mundo.
Cuando los riquitos de la tradición nos gobernaban parecíamos más un país que en este presente, porque aunque las instituciones eran casi como hoy, débiles, por el sistema presidencialista que casi siempre hemos tenido, los riquitos les daban un carácter serio a las instituciones, porque el apellido de tradición de los riquitos siempre fue como una marca país, una marca de prestigio de la que siempre cuidaban.
Por eso no era raro escuchar en el parque aquella frase: “En mi familia no hay ladrones” Hoy en los políticos con poder, Ladrón, es un piropo.
Cuando los riquitos se enteraban que alguien en su familia había metido la pata, hasta preparaban un documento público pidiendo excusa a la sociedad y todo el peso de la ley para su pariente culpable, la vergüenza de aquellos apellidos tradicionales era colectiva.
Hoy le preguntan al presidente por uno de su grupo acusado de corrupto en el rumor público y el presidente se limpia diciendo: “Yo respondo por mi”. Esto es como decir: Esto se jodió sálvese quien pueda. Solo con esto usted puede ver en qué consiste la diferencia de clase, el talaje de los que nos representan y la razón de ser de la lluvia de materia fecal de este mal tiempo.