SANTIAGO.-La declaratoria del 2017 como “Año del Desarrollo Agro Forestal”, por el Poder Ejecutivo, constituye una oportunidad para que las autoridades recuperen las riberas de los ríos y áreas verdes en el perímetro urbano que han sido ocupadas de forma irregular por particulares para que sean reforestadas y devueltas a la naturaleza.
Son muchos los ríos, arroyos, cañadas, manantiales que han desaparecido por la descarga irresponsable de desechos sólidos, aguas residuales y sanitarias, ante la mirada indiferente de las autoridades gubernamentales que en primer lugar han permitido la ocupación de esos espacios y en segundo, no han tenido la capacidad para recuperarlo.
También en este año agroforestal es necesario hacerle frente a la depredación de los ríos, víctima de la extracción de material, en ocasiones con permiso del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y en otras ocasiones sin contar con la autorización, ambas forma en violación a la Ley.
La explotación de minas en la que los propietarios o quienes extraen el material, no cumplen con el requisito de salvar la capa vegetal y volverla a colocar en las grietas, que generan esas operaciones, la mayoría de las cuales son abandonadas convirtiéndose en peligrosas lagunas y otras ocupadas por particulares.
Ojalá que esta declaratoria sirva para corregir los tantos problemas que están causando daños profundos a la naturaleza y que deviene en inestabilidad del sistema medio ambiental, generando lluvias en abundancia y deslizamiento de tierra, que dejan secuelas de damnificados y deterioro de las infraestructuras viales en importantes zonas del país.
Las autoridades tienen que dejar de ser complacientes y dejar de lado el clientelismo político, que ha sido uno de los causantes de las ocupaciones irregulares de zonas que deben estar dedicadas a la foresta para que esos bosques sirvan de amortiguamiento al cambios climático que hoy día afecta el planeta Tierra.
Esta práctica es palpable en los perímetros urbanos, donde muchas áreas, no solo las riberas de los afluentes, sino espacio que corresponden a áreas verdes son ocupadas por particulares amparados en funcionarios y alcaldes irresponsables, que así lo permiten.