Bogotá, 6 nov (EFE).- La pretensión del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, de buscar la reelección indefinida reformando la Carta Magna responde al “modelo bolivariano” en boga en países de América Latina, región donde la crisis de de las organizaciones politicas estimula el caudillismo y vulnera la democracia real, dijeron hoy analistas.
Ortega, seguidor del “socialismo chavista” y quien mantiene una controversia limítrofe con Colombia y Costa Rica, pretende aprovechar sus mayorías legislativas para obtener más poderes, institucionalizar un modelo de “democracia directa” y otorgar mayores facultades a los militares, entre otros asuntos.
La propuesta de reforma a la Constitución de Nicaragua, que este miércoles es anunciada al pleno de la Asamblea Nacional (Legislativo), contempla eliminar la prohibición de la reelección presidencial y permitiría al gobernante sandinista, de 68 años, aspirar a su cuarto mandato en los comicios de 2016, lo que la oposición rechaza.
“La intención de Ortega responde al expansionista y autoritario patrón socialista bolivariano de (el fallecido presidente venezolano) Hugo Chávez, que consiste en copar los poderes del Estado para gobernar de manera indefinida y sin control alguno, socavando la democracia y amenazando a los vecinos”, dijo a Efe el analista colombiano Vicente Torrijos.
Tal situación “representa una preocupación para el resto de Latinoamérica, porque lo que inició Chávez y ahora pretende conseguir Ortega puede ser replicado en Bolivia, Ecuador y otros países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA)”, añadió Torrijos, profesor universitario de política internacional.
A su juicio, la situación de los países de la ALBA es “diferente” a la que se registró en Colombia, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) impulsó una enmienda constitucional para lograr la reelección en 2006, pero un nuevo intento en 2010 fue frenado por la Corte Constitucional.
El sucesor de Uribe, Juan Manuel Santos, ha dado señales de que aspira a un segundo mandato en 2014.
El profesor de Ciencia Política y Gobierno de la privada Universidad del Rosario, en Bogotá, Rubén Sánchez opinó que la reelección indefinida es “negativa para América Latina, porque estimula el ‘caudillismo’ y el populismo, y sugiere que en la región no hay ciudadanos plenos”.
No obstante, Sánchez llamó a evaluar si el auge del modelo “bolivariano” obedece al fracaso de la democracia representativa y a la crisis de los partidos políticos tradicionales latinoamericanos, lo que, según él, sirve de “caldo de cultivo” para la aparición de caudillos.
Entre los vecinos centroamericanos de Nicaragua, el asunto de la reelección tiene diversos matices.
Así, en Panamá la figura de la reelección presidencial inmediata está prohibida por la Constitución y el presidente del país, Ricardo Martinelli, ha dicho en varias ocasiones que no le interesa aspirar a un nuevo mandato consecutivo.
Costa Rica, país que mantiene un litigio limítrofe con Nicaragua y donde los Gobiernos duran cuatro años, se permite la reelección presidencial, pero no para periodos consecutivos.
En Guatemala, la reelección está prohibida por la Constitución.
El Parlamento de Honduras aprobó en enero de 2011 una reforma constitucional que abrió la puerta a una consulta para decidir sobre la reelección presidencial, la cual fue ratificada en febrero de ese mismo año.