En la política dominicana, no es frecuente que un liderazgo local logre proyectarse con tanta fuerza hacia la escena nacional. Sin embargo, el caso de Andrés Cueto Rosario —actual presidente municipal del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en Santiago— se ha convertido en un fenómeno que merece atención, análisis y visión estratégica.
Cueto ha recorrido un camino singular. Desde su gestión en Edenorte, catalogada por diversos sectores como una de las más eficientes y transformadoras de los últimos años, construyó una reputación basada en resultados concretos: rescate institucional, reducción de pérdidas, expansión de servicios y un manejo operativo con sello propio. Posteriormente, su paso por la dirección de Coraasan reafirmó su capacidad para organizar, ejecutar y dar respuestas rápidas, incluso en momentos de tensión mediática o presión social.
Pero su mayor fortaleza probablemente no ha estado en los cargos, sino en su habilidad para conectar políticamente. Como presidente municipal del PRM en Santiago ha logrado cohesionar sectores, sumar nuevos liderazgos y, sobre todo, consolidarse como un activo imprescindible dentro de la maquinaria oficialista en la segunda ciudad más importante del país.
Y es ahí donde surge la pregunta inevitable: ¿Debe Andrés Cueto limitarse a Santiago?
La respuesta parece cada día más evidente: no.
En un contexto político donde se requieren cuadros con experiencia de gestión, capacidad de diálogo, energía territorial y visión moderna, Cueto luce demasiado grande para permanecer en un rol estrictamente local. Santiago ha sido su plataforma, su escuela y su fortaleza; pero su liderazgo —cada vez más reconocido— apunta hacia responsabilidades de escala nacional.
La política dominicana vive un proceso de relevo natural. Nuevas figuras emergen, viejos esquemas colapsan y el país exige dirigentes que combinen acción con credibilidad. Cueto reúne condiciones poco frecuentes: manejo administrativo comprobado, comunicación directa con la gente, conocimiento estructural del partido y un instinto político agudo.
Pretender que su futuro se limite a funciones municipales o provinciales sería desconocer la dimensión que ha alcanzado. Aunque Santiago lo ha impulsado, su liderazgo ya no cabe en el marco de la política local.
Es momento de asumirlo:
Andrés Cueto Rosario está llamado a jugar en las grandes ligas de la política nacional.
Ya sea desde una posición estratégica en el gobierno central o como aspirante a un cargo de alcance nacional, el momento para proyectarse no es mañana; es ahora.
El país necesita líderes que, como él, conozcan la gestión pública por dentro, entiendan la dinámica del territorio y posean el respaldo real de una base política activa. Andrés Cueto representa justamente eso: un dirigente en plena madurez, con resultados comprobados y con potencial para subir otro peldaño.
Santiago lo vio crecer.
La nación podría verlo ascender.





