Las ventas de libros digitales en América Latina, que hoy en día son en promedio menos del 1 % del total, treparán al 10 ó el 15 % en 2020, según el español Javier Celaya, director general para España y Latinoamérica de Bookwire.
En unas declaraciones a Efe en Bogotá, donde está invitado a la Feria Internacional del Libro de la ciudad, Celaya hizo una encendida defensa del libro digital y criticó a autores como Mario Vargas Llosa o Jonathan Franzen por presentarlo como algo negativo y al tiempo beneficiarse de las ediciones electrónicas de sus libros.
“Si tan nefasto es (el libro digital), debería ser coherente y no editar sus libros en ese formato”, dijo Celaya sobre el Nobel peruano, cuya obra admira y lee, en digital por supuesto, pero cuyas “posturas fundamentalistas” sobre este tema rechaza abiertamente.
Algunos argumentos de los defensores del libro en papel, como el que señala que al leer libros en formato digital no se alcanza el mismo nivel de comprensión, le parecen un “insulto al lector”.
Celaya es creador del portal dosdoce.com, un observatorio sobre el uso de las nuevas tecnologías en el mundo editorial con once años de existencia, y además es responsable para los países que hablan en español de Bookwire, una empresa alemana que distribuye libros electrónicos a 600 librerías de todo el mundo.
Bookwire ha entendido el potencial para el libro electrónico que tiene América Latina, donde la gente lee pocos libros en papel pero casi todo el mundo tiene teléfono celular, y ya ha desembarcado en Brasil, México y ahora en Colombia, en este caso de la mano de un socio, Hipertexto.
A juicio de Celaya el mundo vive una “revolución de imprenta”, como en la era de Gutenberg.
En América Latina han aparecido pequeñas editoriales independientes “cien por cien digitales”, que han apostado incluso a editar también en inglés para ampliar su mercado y también otras del mismo tipo pero que editan en papel y están empeñadas en acrecentar la “bibliodiversidad”, la calidad en la edición y los valores del libro como objeto.
Esas editoriales proliferan en los tres países que son los mayores productores hispanoamericanos de libros (Argentina, México y Colombia) y también aparecen en otros como Perú y Chile.
En el caso de estas últimas, sobre todo, su espacio es el 15 % que no dominan los dos grandes “monstruos” del mercado editorial en español, Planeta y Penguin Random House (antes Santillana), con un modelo de negocio, “perfectamente legítimo”, que apunta fundamentalmente a lograr grandes cifras de ventas.
Para Celaya, ambos modelos deben coexistir y para ello es necesario que las administraciones públicas de América Latina apoyen a esas pequeñas editoriales y además entiendan que internet debe ser considerado un servicio público, como la salud o la educación.
“Si se deja en manos del mercado, la cultura desaparecerá”, asevera.
Internet no tiene fronteras y puede llevar los libros a los lugares donde los reclaman, así sean los más insospechados, y además sin importar el tamaño de quien los edite pueden alcanzar gran difusión, subraya Celaya.
Otra de las grandes ventajas del libro digital es su precio, estandarizado por Amazon desde su posición dominante en 7,99 euros y 9,99 dólares.
También destaca su accesibilidad para personas con problemas de visión, debido a que se puede cambiar el tamaño y el tipo de letra.
Mientras en América Latina, las ventas de libros digitales no representan ni un 1 % del total, en España están entre el 7 y el 10 %, en Alemania en el 15 % y en EE.UU. y el Reino Unido, en un 30 %.
Los que leen libros digitales en América Latina lo hacen mayoritariamente en teléfonos inteligentes, una tendencia generalizada en el mundo, y, según recientes estudios, no son jovencitos precisamente, dice Celaya.
Un estudio de Pew Research revela que el perfil socioeconómico del lector de libros digitales en el mundo es una persona de 30 a 40 años, de poder adquisitivo alto y poseedora de tarjeta de crédito.
Como lector está entre los “ávidos”, es decir los que leen 12 libros o mas al año.
Según el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), la producción editorial latinoamericana, medida por el número de títulos con registro ISBN, fue en el primer semestre de 2014 un 4,8 % menor a la de igual periodo de 2013, pero aumentó la participación del libro digital.
El organismo dependiente de la Unesco y con sede en Bogotá reseña que de enero a junio de 2014 se registraron 83.162 títulos con ISBN (Número Internacional Normalizado del Libro) en América Latina, de los cuales 16.933 fueron editados en formato digital, lo que significa un 20,4 % del total.