Las algas marinas han invadido nuevamente toda la ensenada de la Bahía de Neyba y todo el litoral costero marino del suroeste de la República Dominicana.
En el municipio Santa Cruz de Barahona las algas han provocado un mal olor y una sensación de intranquilidad a sus habitantes.
Toneladas de algas se han posado en playa Casita Blanca, hotel Guarocuya, El Cayo, Acapulco y Las Saladillas.
La situación afecta a estudiantes, profesores y empleados administrativos de los centros educativos, universidades, centros de trabajo, así como a las personas que están en sus casas u otros lugares de diversión de esta ciudad.
Debido a esta situación la zona del malecón y el parque María Montez, así como lugares de diversión ubicados en las proximidades han visto reducir el número de visitantes, sobre todo, aquellas personas a quienes las algas o sargazos afectan más de lo normal.
Acostumbrarse a las algas
El especialista en asuntos medioambientales Rafael Matos Féliz dijo que la comunidad debe acostumbrarse a la presencia de las algas marinas en el litoral costero marino, porque de manera recurrente estarán en esta zona.
Matos Féliz, expresidente de la Sociedad Ecológica de Barahona (Soeba), dijo que en determinados períodos del año que las algas marinas estarán presentes en estas costas provocando esa sensación de intranquilidad en la población.
Señaló que las algas marinas no tienen efectos nocivos en la salud de las personas, por lo que entiende no debe existir preocupación alguna en ese sentido, aunque sí provoca intranquilidad por el hedor.
Manifestó que el olor fétido se debe a que estas se descomponen, y que en algunas personas puede provocar vómitos y mareos, debido a los micros elementos que la componen, así como a la escasa presencia de azufre, haciendo que el hedor se siente en toda la comunidad.
“Afecta, evidentemente, toda el litoral costero marino, pero en el caso de Barahona es peor, porque hay una ensenada en donde las corrientes marinas terminan. Allí se acumulan millares de estas especies, algunas de color marrón y otras medio negras que indica su nivel de descomposición, lo que crea el hedor enormemente que se siente en todo el territorio de Santa Cruz de Barahona”, explicó.
No se están aprovechando
Matos Féliz, profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en el Centro Barahona, dijo que pese al hedor y las molestias que las algas marinas provoquen en la ciudadanía, estas pueden ser aprovechadas por las autoridades para convertirlas en abono orgánico.
Indicó que las algas marinas deben ser sacadas del mar antes que mueran o se descompongan incluso, “hemos planteado que se busquen ganchos para halarlas vivas, introducirlas en un volteo, llevarla a algún lugar, previa y debidamente identificado, para producir abono orgánico”.
Sin embargo, se quejó de la reactividad de la población para actuar, en el sentido de que espera que estas mueran, se descompongan, comiencen a producir hedor y las protestas de los ciudadanos para entonces retirarlas.
Recordó que en 2012, 2013 y 2014 cuando comenzaron a aparecer las primeras algas, hubo un mayor alboroto, y advirtió esa situación y planteó sacarlas vivas antes que mueran para convertirlas en abono orgánico.