EL CAIRO – Egipto evoluciona de una nación en crisis a un estado al borde de caer en un prolongado episodio de violencia e incluso en una guerra civil, estimaban analistas y agencias internacionales.
La crisis política actual es peor a la revuelta del 2011 que derrocó al autócrata Hosni Mubarak, y en la medida en que pasan las horas las acciones de violencias se agravan con más de un millar de muertes.
La Hermandad Musulmana que respaldan al presidente Mohammed Morsi, el primer presidente democráticamente elegido en Egipto, fuera derrocado en un golpe militar el 3 de julio.
Tras las mortíferas redadas policiales del miércoles con blindados, excesivas fuerzas de violencia donde las fuerzas de seguridad aplastaron los campamentos de manifestantes, el país entró en una nueva escalada de derramamiento de sangre que amenaza con envolver a toda la nación..
La posibilidad de la guerra civil es advertida por la prensa en el medio oriente y otras naciones.
La violenta represión militar ha encontrado como respuesta la furia de los Jóvenes enfurecidos atacaron edificios del gobierno y de las fuerzas de seguridad, provocaron incendios, interrumpieron la circulación en los caminos, incendiaron iglesias y atacaron más de 20 estaciones de policía.
La comunidad internacional y las Naciones Unidas ha planteado la necesidad de detener la represión y garantizar la vida de los manifestantes, en momento en que la violencia parece haberse escapado de las manos a los militares en el Poder.