SANTIAGO.- Virtualmente abandonado a su suerte desde hace alrededor de tres años y a merced de dominicanos, haitianos consumidores de drogas, proxenetas y prostitutas, amenaza con hacer desaparecer la Plaza Valerio, el área pública más importante de la parte baja de esta ciudad.
Se trata de un parque construido en 1898 y rehabilitado casi en su totalidad en el 2008 durante la gestión del alcalde José Enrique Sued, en ocasión de la celebración de los 500 años de oficialización del Escudo Real de Santiago.
Los trabajos de remozamiento de esa plaza pública incluyeron la instalación de una gigantesca fuente de agua, dotada de luces multicolores que resaltaban su atractivo en horas de la noche.
Tras algunos años fuera de servicio hoy la fuente permanece inactiva por completo y la escasa cantidad de agua lluvia que hay estancada allí sirve de criaderos de mosquitos y como recipiente de desechos sólidos.
Inmediatamente a su lado se construyó un pequeño anfiteatro, que serviría como escenario para la presentación de actividades artísticas, recreativas y culturales, dominada con una efigie del patriota general Fernando Valerio, uno de los héroes de la batalla del 30 de Marzo, que permitió en esa fecha del año 1844 el destierro de los haitianos del territorio dominicano.
Todo aquel esplendor, testigo viviente de la historia nacionalista y lugar que sirvió como punto de encuentro a miles de santiagueros desde su construcción, hoy languidece y amenaza con sucumbir, porque prácticamente está abandonado.
Sólo se ingresa a la plaza por la calle Independencia, a través de una puerta abierta a medias, gracias a la puesta en funcionamiento hace poco más de un mes de una entidad estatal en una pequeña construcción y que ha sido habilitada fundamentalmente para que los empleados puedan realizar sus labores.
Los demás lugares de acceso, ubicados en las calles Santiago Rodríguez, Restauración y Escalante, desde hace tiempo permanecen completamente cerrados, con el objetivo de impedir que el histórico lugar continúe siendo utilizado por desaprensivos como un antro, ahora matizado por su mal aspecto y mala reputación.
Pero, esa medida de prevención no fue óbice para evitar el ingreso de los antisociales, pues lograron desprender partes de la estructura de hierro que delimita el parque, ingresan por los huecos dejados por los barrotes desprendidos y aprovechando la casi total oscuridad, para convertir el sitio en un retrete público, así como para prácticas sexuales, tanto entre prostitutas, homosexuales y lesbianas.
La genérica degradación a que las autoridades municipales han sometido en los últimos tres años a la Plaza Valerio (realidad que comenzó al final de la gestión del alcalde o Serulle y que ha continuado con Abel Martínez) llena de vergüenza y estupor a los vecinos de la legendaria cuadra donde está ubicada.
Francisco Rodríguez, quien vive en la calle Independencia, justo al frente y que por espacio de 50 años hizo del parque su lugar de recreación y de contacto directo con la naturaleza, hoy observa desde la galería de su hogar lo que define como “tétrico panorama”, recordando con añoranza aquellos años de belleza en el lugar.
Y no es para menos, porque la plaza ahora muestra un alto grado de abandono, suciedad y contaminación ambiental, con algunos de sus centenarios árboles destruidos, unos por el tiempo y otros por las lluvias y vientos del huracán Irma, que pasó por el país el pasado año.
A pesar de los meses transcurridos, todavía hoy se pueden observar los restos de árboles en el suelo, algunas de cuyas partes fueron cortadas en su tronco.
Por doquier se pueden observar basuras y hojas secas amontonadas por obreros del cabildo que ocasionalmente hacen ese trabajo, desperdicios que no son recogidos y que las brisas se encargan luego de dispersar, como para justificar el “trabajo” de volverlas a reubicar.