Al menos 20 personas han resultado heridas como consecuencia de un terremoto de magnitud 7,1 se ha registrado este sábado cerca de la costa de la región japonesa de Fukushima, sin que haya alerta de tsunami.
La mayoría de las lesiones se produjeron por caídas, según recoge la agencia de noticias japonesa Kyodo, que cita además a la Agencia de Regulación Nuclear de Japón que asegura que no ha recibido ningún informe anormalidades en las centrales nucleares de Fukushima I y Fukushima II. La agencia ha informado además de al menos nueve réplicas por encima de la magnitud 4 en la escala de Richter.
El jefe de gabinete del Gobierno nipón, Katsunobu Kato, ha informado de que hay unos 950.000 hogares sin suministro eléctrico a las 23.30 horas. La Agencia Meteorológica de Japón ha confirmado que no hay alerta de tsunami, según Kyodo.
El temblor, registrado concretamente a las 23.08 horas (15.08, hora peninsular española), a 90 kilómetros de la localidad de Namie y con hipocentro a 54 kilómetros de profundidad, se ha percibido en la capital del país, Tokio, donde han vibrado algunos edificios.
Por este motivo, y a pesar de que de momento el terremoto no parece haber arrojado daños de consideración, el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga, ha convocado una reunión extraordinaria de su gabinete de emergencia.
Tras la reunión, el primer ministro ha ordenado al Gobierno que realice una evaluación de los daños del terremoto, que coordine la respuesta de rescate, si fuera necesaria, y que publique la información que pueda interesar a la población.
No se ha detectado ninguna anormalidad en la central nuclear de Tokai, inactiva en estos momentos, según ha informado la empresa responsable de la misma, Japan Atomic Power Co (JAPC).
Tampoco la planta nuclear de Tokai ha registrado problema alguno durante el terremoto y opera con normalidad, según un comunicado recogido por la cadena pública japonesa NHK.
La zona fue escenario en 2011 de la mayor catástrofe natural de la historia reciente de Japón, cuando un seísmo de magnitud 9 y la posterior ola gigante dejó más de 15.000 fallecidos y provocó una crisis radiactiva sin precedentes en la central nuclear de Fukushima.