Nairobi, la capital keniana, ha amanecido este jueves entre los estragos causados por las intensas protestas que este miércoles sacudieron Kenia, y que han dejado al menos 16 muertos, según cifras de Amnistía Internacional.
Edificios calcinados y restos humeantes dan cuenta de una noche marcada por saqueos e incendios, desatados durante las manifestaciones encabezadas por jóvenes que conmemoraban el primer aniversario de las marchas y manifestaciones contra la subida de impuestos en las que el año pasado murieron al menos 60 personas por disparos de la policía.
Las movilizaciones de este miércoles también expresaban el rechazo por la reciente muerte del bloguero Albert Ojwang, de 31 años, detenido este mes por agentes de la policía en el marco de una investigación iniciada por una denuncia del subdirector de la Policía Nacional, Eliud Lagat.
Durante este mes se han producido varias marchas tras la muerte del bloguero, quien fue golpeado en prisión. En el marco de la investigación, la Fiscalía dio luz verde a la imputación por asesinato contra seis personas, entre ellas, tres policías. Los seis acusados se declararon inocentes.
La policía disparó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a la multitud en Nairobi, y también se produjeron enfrentamientos aislados en otras ciudades. Reuters registró varios manifestantes heridos en enfrentamientos con la policía. El ministro del Interior de Kenia, Kipchumba Murkomen, afirmó el jueves que las protestas de esta semana eran “terrorismo disfrazado de disidencia”, y acusó a los manifestantes de intentar un golpe de Estado.